En lo que para mí representa la cúspide de su obra, Silvio Caiozzi nos trae el recorrido de un hombre por su epopeya personal, en busca de la inspiración para entregar su obra final al mundo. Así, hacemos un viaje de tres horas, que se hacen cortas, a distintas etapas del pasado en paisajes que duelen de lo bellos. Y así como nosotros recorremos la obra ella nos recorre a nosotros mediante sus personajes profundos y coloridos, encuentra nuestras entrañas y las remueve. Es una película que toda persona debiera ver al menos una vez en su vida. Sorprende que sea tan poco conocida, espero que algún día el mundo la reconozca como el tesoro que es.