Esta película protagonizada por Lucy Liu quiere vendernos un intento de mezclar dos obras como la saga Blade e incluso la serie de televisión True Blood. Nada en esta cinta sale bien.

La película intenta jugar con ese encanto pintoresco y cutre que la serie True Blood ha dado a los vampiros, pero lo que allí nos encanta y se convierte en su marca de estilo, aquí es meramente ridículo, con un guión de cuatro líneas y unos personajes casi cómicos, tanto los humanos como (sobretodo) los vampiros.

Las interpretaciones son penosas, algo decepcionante viendo el reparto, quizás causadas por el horrible libreto que tenían entre manos. Solo merece salvarse Carla Gugino, explosiva y bellísima como vampiresa, con una breve aparición.

Un filme ridículo que no debería haberse llegado a realizar y de la que solo destaco una única escena de puro terror; el sueño del personaje interpretado por Michael Chiklis, más allá de eso el conjunto es desastroso. No la vean por favor.