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España España · Alcalá de Henares
Voto de Cristermo:
10
Drama En un pequeño pueblo de Castilla, en plena postguerra a mediados de los años cuarenta, Isabel y Ana, dos hermanas de ocho y seis años respectivamente, ven un domingo la película "El Doctor Frankenstein". A la pequeña la visión del film le causa tal impresión que no deja de hacer preguntas a su hermana mayor, que le asegura que el monstruo está vivo y se oculta cerca del pueblo. (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace bastantes años que no veo El Espíritu de la Colmena, algo así como veinte, pero la tengo muy presente porque es una de mis películas favoritas. ¿Por qué entro aquí entonces a escribir esta crítica? Pues, básicamente, porque se me ha ocurrido echar un vistazo a las críticas que hay aquí sobre ella y me ha llamado la atención que de las últimas cuatro, tres le dan la mínima nota, un uno, algo que me resulta incomprensible. Cada cual es muy libre de tener sus propios gustos y opiniones y no seré yo quien ahora se vaya a poner a sermonear a nadie, pero me ha llamado la atención que las razones por las que la película se hace acreedora de tan baja nota sean "que no pasa nada", "que es una película pedante", "que hay pocos diálogos", "que es lenta" y cosas así. Yo la pedantería a Erice no se la he visto en ninguno de sus trabajos, más bien todo lo contrario; en el fondo sus personajes y las historias que cuenta son sencillas y parecen brotar espontáneamente de la tierra; supongo que la pedantería surge al mezclarse las imágenes con el cerebro y los prejuicios de quien la mira y la interpreta. Desde luego, no es mi caso. Lo de que no pasa nada o que es lenta, tampoco lo entiendo; una película, como un cuadro, no tiene un ritmo intrínseco; te cuenta una historia y tú la recibes, la haces tuya y la reinventas. En El Espíritu de la Colmena pasan muchísimas cosas, aunque no estén contadas con el ritmo de las películas de acción americanas, sino a través de sugerencias, miradas o destellos impresionistas. Erice es un maestro en recrear atmósferas y ambientes y, a la vez, jugar con las impresiones que dejan las imágenes, los sonidos y los olores en la memoria. Nuestra memoria es nuestra realidad y si la memoria nos engaña o tergiversa la realidad a la que hace referencia, nos encontramos indefensos ante ella. Pero si nos paramos a pensar, en nuestra vida no tenemos otra cosa que los recuerdos que hemos labrado, sean reales, injertados o inventados por nuestra mente. En esta película Erice recrea el universo de su infancia y lo hace de una forma profundamente poética; es decir, jugando con las sugerencias, las miradas, las imágenes que se nos quedan grabadas en el cerebro y que muchas veces tienen más poder que los hechos narrados en sí. El Espíritu de la Colmena es, en mi opinión, una obra maestra, no ya del cine español, sino mundial, pero supongo que para apreciarlo hay que ser capaz de contemplar, de ver, de oler, de asimilar y de asociar las imágenes y los acontecimientos que se narran a las celdillas que cada uno tenemos en nuestra carne y en nuestra memoria. El Espíritu de la Colmena narra el vacío de la posguerra, los sueños perdidos, las frustraciones de los que ganaron y la tragedia de los que perdieron, pero por encima de todo esto, es el triunfo de la memoria, de la belleza y de la magia que destilan las miradas de dos niñas, en este caso Isabel Tellería y Ana Torrent.
Cristermo
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