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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Terror. Romance. Thriller En la ciudad iraní de Bad City puede pasar cualquier cosa. En medio de un abanico de personajes marginales, un vampiro vaga en busca de sangre. Al western vampírico se le suma un romance teñido de sangre. A Girl Walks Home Alone at Night combina géneros y estilos: invoca el western, la fascinación propia de Lynch, el terror y las novelas gráficas. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya desde su título “Una chica vuelve a casa sola de noche”, se puede intuir que puede ser una película diferente a lo que nos suele llegar. Y efectivamente es así. Dirigida por Ana Lily Amirpour, una directora prácticamente desconocida, como el resto del equipo o su reparto, que encabezan una bella Sheila Vand, como la chica protagonista, en un papel muy sugestivo, acompañada como pareja de Arash Marandi, con un papel más inocentón, pero ninguno desentona, como el resto, la convertía de entrada en un proyecto difícil de llevar a cabo y sobre todo de distribuir posteriormente, sin reclamo de grandes nombres.
Pero la suerte de la industria americana es que, por ahora, sigue teniendo una “vía alternativa”, como es el festival de cine Sundance, donde se pueden gestar financiación para films alternativos, como es el caso presente. Su asistencia por otros festivales ya concertados su pase a la exhibición internacional. Eso incluye que en España, por ejemplo, haya tenido una “repartición” de copias desigual, estrenándose en distintas fechas. Me tranquiliza saber que entre sus productores se encuentre Elijah Wood, acostumbrado a invertir en producciones más comerciales, y al menos aquí lo vemos implicado en un proyecto que, cinematográficamente, tiene mayor peso.
Me gusta su halo de cine “off”, falto de pretensiones, pero con la libertad creativa necesaria, en la que como en un puchero se ha metido de todo, con cierto rigor y gusto: es un film americano, rodado en blanco y negro y hablado en iraní y ambientado en una ciudad ficticia. Un “Melting Pot” en toda regla, que para eso es el país que generó tal concepto. En cuanto a los ingredientes utilizados en su guión la cosa no se queda atrás, combinando drogas, con cine romántico y vampiros. Visualmente posee un buen sentido plástico y con una banda sonora muy amena, además de bien utilizada, y algunas de sus escenas, como la de su protagonista en monopatín, para mí quedará en la antología del surrealismo.
Hay en todo ello innumerables influencias, pero sobre todo, tras su término, los nombres que se me vinieron fueron Michael Almereyda (“Nadja”), que fue producido por Lynch, aunque aquí yo no encuentre demasiado parecido con el propio Lynch, y Ferrara, con “The Addiction”. Ambos films además de tocar los mismos ingredientes, fueron también rodados en blanco y negro, y sobre todo en el caso de Ferrara sigue siendo, al menos para mí, uno de sus mejores trabajos, aunque tenga todavía el estigma de película “maldita” sin que nadie la revindique. El último interrogante en todo esto es si Ana Lily Amirpour artísticamente seguirá en esta dirección o si por el contrario, todo ha quedado en una mera tarjeta de presentación con este debut tan original y va a optar por un cine más comercial, con más presupuesto, renunciando a la línea establecida. Haría falta que en este cine más alternativo la figura de la mujer tuviera más presencia, pero solo el tiempo nos dirá que terminará ocurriendo, porque también dudo que todo esto pueda quedar, lamentablemente, solo en un film, que caería en el olvido por falta de promoción.
Maggie Smee
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