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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
6
Drama Narra la historia real de cómo el pequeño Saroo Brierley, con tan sólo cinco años, se montó solo en un tren para, dos días después, perderse en las calles de Calcuta, a miles de kilómetros de casa. Tras un largo periplo acabó siendo adoptado por una pareja australiana. Veinticinco años después, con la única ayuda de Google Earth, Saroo intentará encontrar a su familia biológica... (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2017
44 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un coloquio sobre la película “Ordet”, publicado en 1997 por la revista especializada Nikel Odeon, concretamente en su número ocho, Juan Miguel Lamet afirmaba: “Si los cineastas fueran menos cinéfilos y más artistas, la capacidad del cine como vehículo de expresión y comunicación sería inimaginable; verdaderamente un séptimo arte”. Creo, por supuesto cabrían algunas matizaciones, que lleva mucha razón. En la actualidad, muchos autores en el cine siguen haciendo homenajes, en otros casos hasta continúan plagiando, pero lo que es innegable es que también el cine sigue teniendo gran poder de concienciar y de denunciar, donde se consigue más resonancia que en ningún otro medio artístico.

En el presente caso, con “Lion”, (que ya se podría haber traducido su título al español, “León”), se cumple sin duda el tema de concienciar al público más despistado, y de denunciar ciertas circunstancias injustas aunque algo obvias, pero su primerizo director, Garth Davis, que debuta con su primer largometraje tras varios trabajos en series, cortos y documentales, ha olvidado quizás lo esencial a la hora de ponerse tras la cámara, lo que debe ser un cineasta. Davis es un prestigioso director de anuncios y eso se nota en la factura de la película, que cuenta con una notable fotografía y una buena banda sonora, una música apropiada en todo momento y que, en su tono, nos recuerda al arranque de, por ejemplo, el tema de U2 “Where The Streets Have no Name” antes de la entrada de guitarras, un estilo musical nada nuevo pero que el cine parecía haber olvidado hasta hace relativamente muy poco. La inclusión de la canción de Sia en los créditos finales rompe la línea empleada, pero sin duda es un intento de comercializar más aún su banda sonora.

Pero la buena formación de Davis dentro del mundo publicitario ha dejado entrever que eso, para dominar el lenguaje cinematográfico, no es suficiente. Esto no significa que le haya salido mal, pero su sentido del ritmo se le va en ocasiones y, a pesar de que su historia es tremendamente conmovedora, al espectador no termina por atraparle, poniendo el interés los asistentes a la proyección, ya que como director no nos ha enganchando, porque, repito, su historia nos debería haber mantenido con el corazón en un puño.

Puede que la novela sea otro cantar, pero su guión posee ciertas lagunas y sus personajes, sobre todo el central, Saroo Brierley, le seguimos en sus vicisitudes pero no termina por erigirse como el héroe que debiera haber sido.

“Lion” ha sido nominada para seis Oscars. Creo que exceptuando su música y fotografía, el resto de sus nominaciones es algo exagerado, sobre todo en el caso de mejor película. El hecho de nominar a Nicole Kidman o Dev Patel como secundarios responde a razones de marketing, sobre todo porque Dev Patel es el protagonista y cambiarlo de categoría se debe a que cuenta con más posibilidades de llevarse premio que si optara como actor principal. Todos hacen una buena labor, pero tampoco era como para tanto ensalzamiento.

Para concluir debemos aclarar que los verdaderos responsables de que “Lion” sea un llamativo éxito comercial han sido una vez más Harvey y Bob Weinstein, unos productores con gran poder y buen olfato, capaces de venderles hielo a los esquimales. Con un bajo presupuesto están logrando, por ahora, multiplicar por diez sus ingresos. Pero “Lion” no pasa de ser un correcto film, necesario para varios sectores, que revindica el amor aunque sea superficialmente, que afortunadamente no escarba en lo morboso, pero que ha perdido la oportunidad de agarrarnos por las vísceras y de convertirse en lo que han pretendido vendernos. Y es una pena que se haya quedado a medias, porque ingredientes y medios han tenido para ello. Puede que en un futuro Davis haya aprendido lo esencial y nos traiga obras más maduradas y, en consecuencia, más conseguidas.
Maggie Smee
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