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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Serie de TV. Drama Miniserie de TV (2021). 5 episodios. Inspirada en el famoso diseñador de moda y socialité norteamericano Roy Halston Frowick, más conocido como Halston, icono de la moda que ayudó a definir el estilo de los años 70. La serie narra cómo convirtió su nombre inventado en un emporio mundial sinónimo de lujo, sexo, estatus y fama, definiendo literalmente su época -el Nueva York de los años 70 y 80- hasta que una OPA hostil le obligó a luchar ... [+]
11 de junio de 2021
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que me llama la atención de la serie de Netflix “Halston”, más que lo que se cuenta en ella, es la reacción de ciertos espectadores tras su visionado. En pleno siglo XXI parece mentira que escenas de sexo, alcohol, drogas o tabaco, provoquen rechazo en detrimento del resultado final. Es como si se pretendiera rodar una serie sobre Al Capone sin que aparezca un asesinato, o sobre Kurt Cobain sin que aparezcan drogas o sobre el mundo del Kamasutra sin que no se haga ninguna referencia al sexo. Si el personaje no nos interesa es mejor no verlo, pero que nos “sienten mal” su lenguaje explícito o sus contenidas escenas de desparrame (porque se podían haber pasado mucho pero en ningún momento cargan las tintas) me parece, a estas alturas, una mojigatería innecesaria, cuando la serie, desde un principio se sabe, está destinada a un público adulto, y el personaje es el que es.

Una de las virtudes de la miniserie “Halston” es que se ha retratado a su personaje central, Roy Halston Frowick, con la mayor naturalidad, con todos los “hábitos” al que él era asiduo y con todas las personas que le fueron rodeando a lo largo de su vida, prestando en ese apartado mayor o menor atención, esa parte es un poco discutible como luego comentaremos, pero al menos se nos presenta sin huecos la interesante “fauna” con la que se codeó. Halston pertenece a una época en la que la gente, sin mucha información ni precaución, vivían la vida a mil por hora: promiscuidad, escarceo con alcohol y drogas y un constante no parar. Mucho más tratándose del mundo de la moda y en un Nueva York en plena efervescencia, aunque extensible a Londres, Berlín o al Madrid de la movida. Un Nueva York que competía con Europa por destacar en el mercado de las pasarelas y promocionar a sus diseñadores, un Nueva York desatado con fiestas, que ya son leyenda, como las del Studio 54, en plena eclosión de la música disco y el fantasma del SIDA, que empezó a cebarse con miles de personas de todos los estratos, en su mayoría homosexuales.

El personaje central, Halston, lo encarna Ewan McGregor, que quizás, para asegurarse mayor control sobre la serie, se convierte en uno de sus productores ejecutivos. Su interpretación es magnífica y es capaz de transmitir amor, humor, cinismo, desesperación y todo con una intensidad que no desentona ni carga al personaje, de por sí excesivo. El resto de los actores, que son muchos, brillan casi a su misma altura: Rebecca Dayan, Krysta Rodríguez, David Pittu, Gian Franco Rodríguez, Bill Pullman... no hay nadie que esté flojo o desentone. Hasta Vera Farmiga, en un breve pero precioso papel, está notable.

Ryan Murphy aparece como su creador, junto a Dan Minahan como director. La miniserie está mejor dirigida que escrita, quizás porque, como al principio del comentario decíamos, la galería de los actores secundarios puede saber a poco. Las entradas en escena de todos están muy bien planeadas, sus diálogos son estupendos y el ritmo es endiablado, pero hay personajes como el de Víctor Hugo o el de Elsa en el que su salida parece algo forzada, quizás por falta de tiempo, y nos dejan la sensación que queremos saber más de ellos, así como que hay personajes que aparecen fugazmente y hubieran merecido mayor atención por ser relevantes en ese momento.

Son cuatro horas, todo hay que decirlo, muy bien aprovechadas y divididas en cinco capítulos, que si se quiere se pueden ver de un tirón. Su final también me ha parecido acertado, porque su conclusión no es ni tópica ni amarillista. Es decir, que para el mundo de la televisión que todo debe ir de forma obligada en “in crescendo”, queda muy bien, porque así lo exigía su guión, tomarse su tiempo y no forzarlo.
Mencionar su ambientación, no solo de localizaciones, si no también musicales, en la que se nota que se han esforzado mucho.

No soy muy de seguir series, pero no por nada, si no que muchas temporadas y no sé cuántos capítulos por temporada, me resulta difícil de ver con la de cosas que tengo que hacer. Pero con ejemplos como este, me resulta fácil y me quedo con el buen sabor de haber aprovechado el tiempo con algo que tiene calidad, y que incluso, a pesar para algunos de su supuesta sordidez, buen gusto.
Maggie Smee
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