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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Drama. Thriller En el verano de 1975, la película "Salò" de Pier Paolo Pasolini es robada del laboratorio donde él la está editando. Esto es solamente el primer paso de un complejo plan que desembocará en la violenta muerte del poeta y cineasta. (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2021
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 2 de noviembre de 1975, a los cincuenta y tres años, Pier Paolo Pasolini fue asesinado en los alrededores de la playa de Ostia. En su día, se dio una versión oficial de los hechos que no se lo tragó nadie, pero que interesaba darla por válida: Un chulo de diecisiete años de dudosa reputación y con antecedentes, mató a Pasolini porque el director le propuso que le sodomizara con un palo.

La muerte de Pasolini sacudió el mundo cultural mundial y sobre todo a Italia, en donde era todo un símbolo, bastante molesto para el sector más reaccionario: célebre artista en muchos campos, destacó en dramaturgia, como guionista y director de cine. Era un auténtico revulsivo en su época, incluso para hoy día lo sería, ya que si estuviera vivo, muy posiblemente encontraría toda clase de problemas para estrenar su obra, más que en su momento, ya que vivimos en una época, cada vez más pronunciada, de corrección política. En los años sesenta y setenta había un circuito independiente bastante importante, que hoy día, la exhibición actual se ha encargado casi de extinguir, por lo que sería difícil estrenar películas “off”.

Su muerte, entre otros hechos, coincide con la postproducción y robo en el laboratorio de “Saló, o los ciento veinte días de Sodoma”, una de las películas más controvertidas de la historia del cine.

Varios directores han puesto su mirada en Pasolini y han intentado arrojar luz sobre su figura y las misteriosas circunstancias que le rodearon, sean en documentales o “ficción”, como Abel Ferrara, también un director polémico.

Ahora es la plataforma de Netflix la encargada de emitir ”La conjura”, de la que David Grieco es el coguionista y director. En ella se relatan estas circunstancias y que, de una forma más valiente de lo habitual, esquiva toda la morralla gratuita y lo más sórdido, centrándose en el verdadero nudo de este “meollo”, dando una versión de los hechos veraz y donde vemos la cascada de intereses en quitarse de en medio alguien tan engorroso y contestatario como Pasolini.

Han contado con un presupuesto no muy amplio, pero han intentado ser lo más fieles en su ambientación, de forma correcta pero sin alardes, siendo acertados también los departamentos de peluquería y vestuario, así como el de maquillaje y dirección artística.

Los actores cumplen, sobre todo el actor y cantante Massimo Ranieri, querido en España gracias a la pequeña pantalla por sus apariciones en series, sobre todo por una miniserie de Mauro Servino que tuvo aceptación popular, “Una ciudad al final del camino”, de 1975, una época en que las series de la RAI se alternaban con naturalidad con otras nacionalidades en Televisión Española, cosa que hoy día tampoco existe. Nunca fue considerado un gran actor, pero como los vinos y gracias a su experiencia, Ranieri, se supera a sí mismo y hace una notable labor. De los mejores trabajos que he visto de él.

Su guion es bueno y está dirigida con corrección. No está mal, teniendo en cuenta el nivel rutinario de la mayoría de los productos que se destinan a la televisión. Agradezco que “La conjura”, al menos, cuente con brío e interés, una verdad necesaria y, aunque tarde, dé el bofetón correspondiente a todos los cerdos implicados, aunque aún queden ciertos cabos sueltos por aclarar, y que a saber si algún día se conseguirá saber íntegramente toda esta historia, triste, injusta y cobarde. Muchos de los que estaban en el ajo habrán fallecido o se habrán ido de rositas, pero para que no se vuelva a repetir, es necesario aclararla, así como señalar a los más intransigentes. No ya por saber sus nombres, sino por dejar al descubierto sus oscuros pensamientos e ideales peligrosos.
Maggie Smee
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