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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
8
Musical Durante la I Guerra Mundial (1914-1918), una popular cantante británica actúa como espía de los alemanes. Para llevar a cabo su última misión debe conquistar a un importante comandante aliado. Musical de la Paramount que fue un rotundo fracaso de taquilla. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2013
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es de agradecer ciertas ediciones en DVD, como es el caso de “Darling Lili”, de gran calidad y se ha incluido, para mi sorpresa, la obertura musical que abría la película, unos cinco minutos aproximadamente, que “preparaban” a la audiencia, bueno, aunque no en todos los cines donde se exhibió se respetó, subestimando el interés del espectador y en consecuencia estafándolo. Creo que fue de las últimas superproducciones musicales que tenían su obertura y posiblemente la última superproducción romántico/musical realizada a la “manera clásica”, aunque con tibios intentos de cambio. Sus actores se ajustan perfectamente al engranaje, planteado como si se tratara de una producción perteneciente a la época dorada de Hollywood, aunque su principio, esa imagen de Andrews partiendo de las sombras, define por donde van a ir tanto las intenciones del director como las de su protagonista. Es llamativo su impresionante despliegue en ambientación, asesoramiento musical, movimiento de masas o sus magníficas secuencias de combate aéreo. “Darling Lili” creo que es, además, la simiente de un cambio hacia la humanización y la maldad. A la humanización en personajes para posteriores musicales, alejándose definitivamente de visiones idílicas de Minnelli para desembocar en Bob Fosse. También es simiente de otras obras posteriores de Edwards, sobre todo vista hoy día se puede ser más consciente de ello: “La semilla del tamarindo”, aunque fuera en clave más dramática y que reincide en el tema del espionaje, de la imagen rompedora y sorpresiva de Julie Andrews en “S.O.B”, o de los juegos de nombres, dobles identidades y sentimientos confusos, todo ello sumergido en submundos de cabarets y teatros como en “¿Víctor o Victoria?”, que creo es la más lograda de la unión Edwards- Andrews. Todo ello está latente en “Darling Lili”, de la que durante mucho tiempo se dijo de ella que era “el patito feo” de Edwards (concepto que nunca compartí) y que vista hoy resulta un cisne, sobre todo en su género. De hecho es inconcebible que siguiera siendo menospreciada incluso después de haberse estrenado “El violinista sobre el tejado”. Puede que fuera realizada en el peor momento, ya que terminando los 60 y comenzando los 70 el cine comercial, cierto era, había cambiado ya. Recuerdo el muy interesante documental “El chico que conquistó Hollywood”, donde ya Robert Evans, que emergía en los estudios Paramount gracias al “boom” de “La semilla del diablo”, sostenía que, a pesar del éxito de “La leyenda de la ciudad sin nombre”, advertía que era una película que no se sabía bien a qué público iba dirigida, que había que apostar por unas producciones más pensadas… Lo que pasa es que en ese año su baza fue “Love Story”, tremendo, y tuvo la suerte de colarla, lo cual luego nos trajo mayores alegrías con mejores películas. Pero como antes decía, “Darling Lili” fue también semilla de maldad ya que gracias a ella, su coguionista, W. P. Blatty, aprendió que sombrear con los dedos una imagen de una virgen a carboncillo no era suficiente, y para su siguiente “juego” de identidades optó por la tinta china más oscura y de allí salió su Regan de “El exorcista”. En fin, una película fecunda.
Maggie Smee
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