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Voto de Maggie Smee:
2
4,1
90
Terror
Víctima de una maldición, una mujer da a luz a un bebé enorme concebido por el mismísimo diablo que ataca a la gente y emite horrorosos aullidos. Una monja intentará ayudar a la mujer a través de un exorcismo. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas veces, al menos en webs como esta, creo que una crítica se hace por el placer de compartir los sentimientos que provoca una manifestación artística, sea una película, un concierto, una exposición... A veces, la disconformidad con lo que muchos promulgan me ha movido a escribir sobre ello y, pocas veces, al menos en mi caso, sirve para dar la voz de alerta y alejar a los más posibles de caer en las zarpas de un zurullo, como es el caso presente.
“Poseído al nacer” no es de lo peor que he visto. De hecho hay un par de secuencias que mueven a a la sonrisa, que algo es, pero con los “condimentos” que tenía, es una auténtica lástima tan mal resultado. Choca mucho, con lo cutre que es, que haya sido rodada en 1975, dos años después de “El exorcista”, un año después de “¡Estoy vivo!” (con el que guarda sospechosos paralelismos), o un año antes de “La profecía”, por ejemplo.
Parece mentira que a esas alturas, con todo el cine serie B que ya se había hecho, incluso de serie Z, Peter Sasdy, haya firmado una de sus peores producciones de su carrera. Es un director de cine británico que hizo algunas cosas curiosas para series de televisión de intriga o sus peculiares incursiones en el “thriller” o el mundo “Drácula”. Pero con “Poseído al nacer” parece que le han pillado en momentos muy bajos, sin ni siquiera humor para poder disfrutar de todo el largometraje, que a pesar de que dure la reglamentaria hora y media, parece que dure el doble, sin ninguna inspiración y acrecentado por un pésimo guion, que es quizás lo peor de todo.
Y es que desde el principio se masca la tragedia: esa falta de clima de “suspense”, falta de continuidad en la acción o esos personajes que deambulan sin sentido de un lado a otro dan al traste, como hemos dicho, incluso con la posibilidad de convertirla en comedia involuntaria.
Su reparto, muy atractivo, está totalmente desaprovechado: Joan Collins, Caroline Munro, Eileen Atkins, Donald Pleasence o Ralph Bates, que salía de la factoría Hammer, daba para más, convirtiéndose en uno de los títulos más olvidables de sus respectivas carreras.
Inexistentes efectos especiales y maquillaje mediocre rematan la faena.
Lo mejor o más sugerente de “Poseído al nacer” es su título en España, ya que si se hubieran utilizado sus dos títulos originales opcionales “El diablo dentro de ella” o sobre todo “Yo no quise nacer” hubieran sido más de acorde con su calidad, pero hubiera delatado el mojón que es.
Dejar claro que no es recomendable ni siquiera para fans “frikis” del cine de terror de baja clase, entre los que yo me encuentro, aunque no me considere especialista del tema. Se trata de una pérdida de tiempo para los más incautos o los que ansían encontrar una joya perdida del género.
“Poseído al nacer” no es de lo peor que he visto. De hecho hay un par de secuencias que mueven a a la sonrisa, que algo es, pero con los “condimentos” que tenía, es una auténtica lástima tan mal resultado. Choca mucho, con lo cutre que es, que haya sido rodada en 1975, dos años después de “El exorcista”, un año después de “¡Estoy vivo!” (con el que guarda sospechosos paralelismos), o un año antes de “La profecía”, por ejemplo.
Parece mentira que a esas alturas, con todo el cine serie B que ya se había hecho, incluso de serie Z, Peter Sasdy, haya firmado una de sus peores producciones de su carrera. Es un director de cine británico que hizo algunas cosas curiosas para series de televisión de intriga o sus peculiares incursiones en el “thriller” o el mundo “Drácula”. Pero con “Poseído al nacer” parece que le han pillado en momentos muy bajos, sin ni siquiera humor para poder disfrutar de todo el largometraje, que a pesar de que dure la reglamentaria hora y media, parece que dure el doble, sin ninguna inspiración y acrecentado por un pésimo guion, que es quizás lo peor de todo.
Y es que desde el principio se masca la tragedia: esa falta de clima de “suspense”, falta de continuidad en la acción o esos personajes que deambulan sin sentido de un lado a otro dan al traste, como hemos dicho, incluso con la posibilidad de convertirla en comedia involuntaria.
Su reparto, muy atractivo, está totalmente desaprovechado: Joan Collins, Caroline Munro, Eileen Atkins, Donald Pleasence o Ralph Bates, que salía de la factoría Hammer, daba para más, convirtiéndose en uno de los títulos más olvidables de sus respectivas carreras.
Inexistentes efectos especiales y maquillaje mediocre rematan la faena.
Lo mejor o más sugerente de “Poseído al nacer” es su título en España, ya que si se hubieran utilizado sus dos títulos originales opcionales “El diablo dentro de ella” o sobre todo “Yo no quise nacer” hubieran sido más de acorde con su calidad, pero hubiera delatado el mojón que es.
Dejar claro que no es recomendable ni siquiera para fans “frikis” del cine de terror de baja clase, entre los que yo me encuentro, aunque no me considere especialista del tema. Se trata de una pérdida de tiempo para los más incautos o los que ansían encontrar una joya perdida del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
SPOILER
Una pena que no se nos muestre el show que exhibe el club donde trabajan las protagonistas: un striptease acompañado de una música fea, de carácter casi circense, que no pega ni con cola y acompañadas de un enano que no se sabe bien qué hace en medio del escenario.
Se nos ahorra casi en todo momento las escenas del bebé atacando o asesinando, lo cual es una decepción. E incluso se insertan planos del enano... ¿Es el padre de la criatura? ¿El enano es Satanás? No queda nada claro pero tampoco importa.
La risa del bebé se omite, lo cual hubiera sido más inquietante, y se sustituye por una risa que parece sacada de los dibujos animados del “Lindo pulgoso”, de Hanna- Barbera.
Todo, si se resume, parece un chiste: las cabareteras, la monja, el bebé, el enano, la niñera amargada, el médico inepto... Y cuenta con una “escena de cama” con Joan Collins tan anticuada como hortera y exenta de morbo. Y eso ya tiene delito.
Una pena que no se nos muestre el show que exhibe el club donde trabajan las protagonistas: un striptease acompañado de una música fea, de carácter casi circense, que no pega ni con cola y acompañadas de un enano que no se sabe bien qué hace en medio del escenario.
Se nos ahorra casi en todo momento las escenas del bebé atacando o asesinando, lo cual es una decepción. E incluso se insertan planos del enano... ¿Es el padre de la criatura? ¿El enano es Satanás? No queda nada claro pero tampoco importa.
La risa del bebé se omite, lo cual hubiera sido más inquietante, y se sustituye por una risa que parece sacada de los dibujos animados del “Lindo pulgoso”, de Hanna- Barbera.
Todo, si se resume, parece un chiste: las cabareteras, la monja, el bebé, el enano, la niñera amargada, el médico inepto... Y cuenta con una “escena de cama” con Joan Collins tan anticuada como hortera y exenta de morbo. Y eso ya tiene delito.