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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Drama A principios de los años 80 se produjo una guerra entre los jefes de la mafia siciliana. Tommaso Buscetta, un hombre hecho a sí mismo, decide huir para esconderse en Brasil. Sus hijos son asesinados mientras él se ve incapaz de hacer nada para impedirlo. Cuando es extraditado por la justicia brasileña, Buscetta toma una decisión totalmente inesperada tanto para él como para todos los que le conocían: decide reunirse con el juez Giovanni ... [+]
7 de diciembre de 2019
42 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marco Bellocchio, con más de cincuenta años de carrera y ochenta años cumplidos hace un mes, estrena “El traidor”, película que le ha devuelto, una vez más a la actualidad no sin cierta polémica. Siempre le ha acompañado, en mayor o menor medida, y por diferentes causas, el escándalo a Bellocchio, uno de los directores más comprometidos del cine italiano. No era el único, pero hoy día pocos van quedando que haya seguido una trayectoria tan personal como la suya, con sus aciertos y por supuesto con sus errores, pero nunca se ha cortado un pelo ni a la hora de abordar un tema, ni de ser explícito si ha hecho falta o de hacer declaraciones que le hayan acarreado algún disgusto que otro.

Con “El traidor” ha decidido rodar un film basado en hechos reales sobre Tommaso Buscetta, “el capo de los dos mundos” que en los años ochenta del siglo pasado decidió poner patas arriba el mundo de la Cosa Nostra, denunciando a todos los que la integraban y provocando el primer macrojuicio que hubo en Italia.

Parece ser que el hijo del juez encargado del caso, Giovanni Falcone, puso obstáculos para que no se rodara el film, pero cedió cuando Pierfrancesco Favino, el protagonista que encarna a Tommaso Buscetta, intercedió, y le convenció de que se trataba de un homenaje a su padre. Fuera por interés propio, ya que Favino hace un gran trabajo, o porque estaba convencido en que era un film necesario, el caso es que “El traidor” se pudo llevar a cabo, convirtiéndose en un film con gran trayectoria en festivales de cine, nominado en cuatro apartados a los premios europeos de cine, y más lo que le siga cayendo, porque su carrera aún no ha acabado.

Pero que nadie se lleve a engaño. En esta ocasión, Bellocchio ha optado por ser ante todo fiel a los hechos y en consecuencia, a ser bastante analítico. Ha alejado el film de convicciones comerciales pero sin llegar a ser un documental dramatizado, no es ni mucho menos la típica producción sobre mafiosos tan de moda en la década de los setenta en Italia o una réplica al universo, por ejemplo, de lo que podían haber hecho Scorsese o Brian De Palma, aunque haya tiros o tenga algunos momentos “gore”. En “El traidor” lo que más le ha interesado ha sido describir los hechos, mostrar a estos seres malsanos y dejar en evidencia el triste espectáculo que se montó en el juicio.

La extensa galería de actores están muy bien, así como su ambientación, su banda sonora y sobre todo su laborioso guión, plagado de personajes y situaciones muy bien narradas a lo largo de sus dos horas y media, manejadas con habilidad por Bellocchio.

En todo esto, el espectador, posiblemente aprecie el complejo planteamiento, pero difícilmente se verá identificado con los personajes, por lo que, los que busquen un cine de evasión, al final, se podrán creer que se trata de un film demasiado frío. No lo es en absoluto. Es un cine visceral y sincero, porque maleantes, asesinos y chorizos sin escrúpulos los hay en muchos países, y hay que señalarlos, que demasiado bien han vivido a lo largo de muchos siglos.

Y sobre todo es curioso ver, cuando además se tocan temas como “el honor”, con los que acostumbraba a regirse la Cosa Nostra, y que estos “valores” se hayan perdido o podrido con la irrupción de la droga y el desenfreno, provoca que unos asesinos con ciertos códigos, erróneos o malinterpretados, muten simplemente en lo que se han convertido: gentuza zafia y vomitiva, perdiendo totalmente su identidad. Hasta lo más bajo y sucio debe tener unos principios.
Maggie Smee
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