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Voto de antonio lopez herraiz:
2
Acción Cuando la hija de un científico es secuestrada, el guerrero americano (David Bradley) buscará encontrarla, pero esta vez, se le unirá un inquieto joven que aspira convertirse en un ninja. (FILMAFFINITY)
8 de agosto de 2020
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La primera (y última, de facto) entrega de la franquicia en la que ya no queda un solo personaje de la cinta original. Se rodó y llego a estrenarse en algunos países con el título 'American Dragons' y, en principio, ni siquiera estaba destinada a convertirse en el quinto capítulo: de ahí que David Bradley no interprete (ejem) el mismo personaje que en ocasiones precedentes, lo que, dada su inexistente versatilidad actoral, tampoco supuso una diferencia significativa.
De hecho parece como si, a partir de otro argumento alucinógeno sobre ninjas policromáticos que secuestran a la hija de un investigador -debería existir una póliza aseguradora específica para las hijas de científicos-, Cannon tratase de mezclar un chiripitifláutico cocktail con James Lew ('Big Trouble in Little China') disfrazado de Doctor Strange y un niño de pega -¡Lee Reyes tenía 17 años!- que aprende a ser ninja en una tarde tras aparecérsele Pat Morita y practicar en un desvergonzado plagio de la escena del entrenamiento de 'Karate Kid'.
Además de hacer, otra vez, lo de sentarse a meditar y juntar las manos poniendo cara de cagar, Bradley compagina la destreza de sus puños con la de sus dedos jugando a la Game Gear, o la de sus piernas, pegándose a la fuga cuando los ninjas -¡más ninjas!- le atacan desde el tejado del Hotel Meliá Caribe -más product placement-.
El presupuesto es inferior, todavía más que de costumbre, por lo que la fortaleza de la batalla final es una nave industrial llena de cajas de cartón vacías con un triángulo dibujado con rotulador.
Dirige Bobby No sé quién.
antonio lopez herraiz
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