Más allá del interés que suscitan los cortometrajes, películas y obras experimentales del autor de 'Flesh' y 'Blood for Dracula', y todo aquel reflujo de creatividad underground surgido a partir de The Factory -y la troupe de artistas que pululaban en torno a Andy Warhol-, 'Letters to Paul Morrissey' (2018, Armand Rovira) maneja suficientes recursos propios para alcanzar, con muy buena nota, aquello que toda gran compilación de relatos pictóricos aspira a ofrecernos: aunar en un solo espacio tantas representaciones de las imágenes que pueblan nuestro subconsciente como sea posible.
Armand Rovira alterna con una solidez loable la reflexión teológica, adoptada desde el mismo prisma surrealista que Luis Buñuel, la retórica existencial y metafísica de Ingmar Bergman -la dialéctica mantenida por Udo Strauss remite directamente a 'El Séptimo Sello-, la poesía onírica de Jean Cocteau o la ambigüedad provocadora de David Lynch, y adereza el fresco con unas lúdicas pinceladas de realismo mágico. Armand Rovira y Saida Benzal -autora del cuarto segmento- diseccionan los placebos que nos ligan inexorablemente a la muerte: la religión, las drogas, la juventud perdida, el amor y la soledad, oficiado todo a través de las canciones de Françoise Hardy a modo de hilo conductor.
No frecuento demasiado las películas, novelas y series de televisión -es decir, cualquier modalidad narrativa- organizados por capítulos independientes, pero para quienes sí sean gourmets de este tipo de formato, y de las corrientes creativas a las que rinden pleitesía Rovira y Benzal, estoy seguro de que 'Letters to Paul Morrissey' puede resultar un delicioso placer. Para mí lo ha sido, sin duda.