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Voto de antonio lopez herraiz:
8
31 de diciembre de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olga Alamán no puede dormir, y yo tampoco.
Olga Alamán no entiende de qué le sirve tener tetas si no puede dormir -guión dicit, no yo-, y yo no puedo dormir porque no me gusta tener tetas.
Olga Alamán no puede follar porque no consigue dormir -guión dicit, no yo-, y yo no puedo dormir porque no consigo follar.
Olga Alamán lucha contra su insomnio hablando con gente extraña que se transforma en papel de aluminio y amigas que follan con parejas imaginarias, y yo combato mi insomnio viendo películas raras de Pablo Vázquez en las que ni siquiera se ven tetas.
Olga Alamán está buena, es valenciana y sufre adicción por los vídeos de autohipnosis en youtube, y yo también (bueno, al menos las dos últimas cosas).
Olga Alamán se siente como Abbas Kiarostami en una película de John Hugues cuando la dirige Pablo Vázquez, y yo me siento como si acabase de ver una película de David Lynch escrita por Mariano Ozores cuando veo 'Los Jardines Prohibidos' (2018, Pablo Vázquez).
¿Basta con utilizar unas Ray-Ban Wayfarer para ser un cineasta creador? ¿Existen los etarras gays? ¿Puede una teleoperadora invocar a los espíritus? ¿Qué conclusión lógica trato de extraer a mis palabras? Mira qué sé yo, 'Los jardines prohibidos' me ha gustado y ya está. Soy así de raro.
antonio lopez herraiz
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