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España España · Madrid
Voto de Eduargil:
9
Thriller. Drama. Romance Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. La resuelta joven Sookee es contratada como criada de una rica mujer japonesa, Hideko, que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de su dominante tío. Pero Sookee está allí con un propósito secreto: ayudar a un estafador que se hace pasar por un conde japonés para seducir a Hideko y heredar después la fortuna de su tío. (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2016
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del irregular debut en inglés del director coreano Park Chan-wook con Stoker (2013) vuelve a sus orígenes, a su lengua materna con La Doncella, adaptación de la novela Fingersmith, escrita por la galesa Sarah Waters y ambientada en el Londres victoriano del siglo XIX, para trasladar la acción a la Corea de 1930 bajo el yugo de los invasores imperialistas japoneses. Sin embargo, el sentido de la hipocresía sexual de la época y la lucha feminista se mantienen firmemente en ambos relatos.

La historia gira fundamentalmente en torno a cuatro personajes. Sook-Hee (Kim Tae-ri) es una ladrona cuya madre fue ahorcada y vive con una pandilla de maleantes y timadores que manejan un lucrativo negocio de bebés utilizados para la adopción en el mercado japonés. Ella será captada por un consumado estafador (Jung-Woo Ha), el cual se hará pasar por un apuesto y rico aristócrata japonés bajo el nombre de Conde Fujiwara. Ambos trazan un meticuloso plan para apoderarse de la herencia de una noble japonesa huérfana, Lady Hideko (Min-hee Kim) y luego encerrarla en un manicomio. La delicada e ingenua Lady Hideko ha sido severamente criada y educada por su pervertido tío Kouzuki (Jin-woong Jo) que también tiene interés por arrebatar la herencia de su sobrina.

La película consta de tres partes, llena de detalles y sorpresas constantes, cada sección aumenta y enriquece la historia y ofrece una perspectiva diferente de los hechos, con una impecable puesta en escena acompañada de continuos cambios en el tiempo, la línea de la trama se retuerce sobre sí misma más de una vez y sucesivamente se revela una nueva cara de la historia. La trama se inicia desde la visión de Sook-Hee que entra en la casa como doncella personal de Hideko con la intención de persuadir a esta para que se fugue con el Conde Fujiwara y liberarse de la sofocante vida con su tío. Pero surge un pequeño imprevisto que pondrá en peligro el plan trazado inicialmente debido al enamoramiento de Sook-Hee hacía Hideko. Esta primera parte termina de tal forma que socava y pone en duda todo lo visto hasta ahora.

En la segunda parte vemos la historia a través de los ojos de Lady Hideko donde descubrimos sorprendentes revelaciones sobre su personalidad y lo que implican realmente las lecturas de esos libros tan raros de su tío. A partir de aquí, de forma fascinante la película da un giro, se acumulan las traiciones, los flashbacks revelan trucos secretos y sórdidas historias, las alianzas se reconfiguran constantemente, y deja de ser la historia de un robo con engaño para convertirse en otra bien distinta y que conoce muy bien Park Chan-wook, un cuento de venganza por mujeres humilladas cuyo objetivo no es otro que el patriarcado. La tercera y última parte revela cuál es el plan que realmente se concreta.

En la gran mansión donde se desarrolla el núcleo de la trama, Park Chan-wook realiza de forma sutil una minuciosa descripción de los diferentes espacios de la casa para reflejar la mezcla de culturas y estilos que caracterizó a Corea en su momento. Se trata de una combinación de influencias occidentales, en concreto victorianas, con otra parte japonesa y más tradicional dentro de un entorno formado por espeso bosque coreano.

La película profundiza en la sexualidad, la perversidad y la violencia pero más como un examen de la naturaleza humana y la forma en que la cohabitación forzada a menudo puede provocar manifestaciones inesperadas, siempre con un gran sentido estético y prestando una especial atención a los más pequeños detalles visuales donde destacan los colores saturados. La duración y el contenido de las escenas de sexo, cargadas de gran sensualidad y erotismo puede interpretarse de forma errónea y dar la sensación de estar viendo un porno suave y no sólo un thriller erótico. Las dos actrices que interpretan a Lady Hideka (Kim Min-Hee) y Sookee (Kim Tae-ri) poseen una química perfecta, una elegante y bella complicidad, una vibrante y eléctrica intensidad sexual, que consiguen convertir la pornografía en algo sublime, en arte en su máxima expresión. Posiblemente la escena más erótica de la película implica poco más que un dedal y un diente.

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Eduargil
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