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España España · Madrid
Voto de Eduargil:
7
Drama En los años 50, un padre afroamericano lucha contra los prejuicios raciales mientras trata de sacar adelante a su familia en una serie de eventos fundamentales en su vida para él y para los suyos. Denzel Washington lleva al cine una obra de teatro que ya interpretó en Broadway. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2017
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Fences, ambientada en la década de 1950 en Pittsburg, gira en torno a una antigua estrella del béisbol americano llamada Troy (Denzel Washington) que, por circunstancias, ahora se ve obligado a trabajar recogiendo basura para sacar adelante a su familia. Troy es un hombre muy trabajador, rudo, rígido, y constantemente se enorgullece de cómo ha ganado todo en su vida luchando y trabajando duro. Su fiel esposa, Rose (Viola Davis), se ha entregado a él en cuerpo y alma durante más de 18 años de matrimonio, muy enamorada de su marido al que apoya siempre. Ambos tienen dos hijos, uno de una aventura anterior de él en su época de joven, Lyons (Russell Hornsby), un músico cuyo deseo es que su padre vaya a verlo tocar al club. El otro hijo, Cory (Jovan Adepo), es constantemente maltratado física y verbalmente por su padre.

La mayor parte de la película se desarrolla en el interior de la casa de Troy o en un patio trasero, salvo la escena de apertura que nos muestra a Troy y su mejor amigo Bono (Stephen Henderson) montados en un camión de basura. Esta reducida estructura es debido a que estamos ante una adaptación teatral de una exitosa obra del mismo nombre, escrita por August Wilson en 1983. Denzel Washington que, además de protagonizar la película se encarga de dirigirla, y su compañera de reparto, Viola Davis, conocen perfectamente sus respectivos papeles porque ya los interpretaron en 2010 en Broadway, por los cuales recibieron ambos el Premio Tony. La complicidad, sintonía y compenetración existente entre ambos actores raya la perfección, química especial que comprobamos tanto en sus intercambios dialécticos y de miradas, como en sus sincronizados movimientos.

Durante el transcurso de la narración a través de la interacción de los personajes nos enteramos que Troy tuvo un padre abusivo que lo obligó a abandonar su casa siendo aun adolescente, estuvo en la cárcel y fue un prometedor jugador de béisbol. Descubrimos cierta frustración en Troy porque nunca tuvo la posibilidad de acceder a las Ligas Mayores de Béisbol, hito que rompío Jackie Robinson en 1947 como el primer jugador afroamericano en conseguirlo. Ese hecho histórico rompió barreras para los jugadores de color, que hasta ese momento tuvieron las puertas cerradas por el racismo imperante de la época, como recuerda constantemente Troy. La película ofrece al público una visión de la vida de la clase trabajadora afroamericana durante la década de 1950, y cómo su existencia está marcada y moldeada por el racismo, justo antes de que llegara el movimiento por los derechos civiles.

Estamos a finales de los años 50, hay muy pocos jugadores negros profesionales, y esa obsesión de Troy con el racismo que le ha perseguido a lo largo de toda su vida, es lo que le impide dar la autorización para que su hijo pequeño, Cory, continúe jugando al Béisbol, a pesar de que hay un ojeador que se ha fijado en él. Queda del todo claro, que Troy utiliza sus propios fracasos como una excusa para frenar las ambiciones de sus hijos, nunca parece tener remordimientos por las decisiones que toma por muy poco consistentes que sean a veces, y siempre la culpa es de otra persona. Aun así, como espectador uno siente lástima por el magnífico personaje interpretado por Denzel Washington, simplemente por compasión. Es un hombre terriblemente frustrado y afligido que ha construido su propia cárcel.

Fences es una película fundamentalmente de actores, con muchos diálogos y monólogos, y un escaparate ideal para el lucimiento personal de sus protagonistas con sus excelentes y brillantes interpretaciones, destacando por encima de todos, la soberbia actuación de Viola Davis. Hay muchas escenas memorables a lo largo de la película entre Denzel y Davis, pero, hay una en particular, por la que se me puso un nudo en la garganta, un momento desgarrador y cruel, cargado de una cruda emoción, y capturado por la cámara de forma intensa y muy real, donde Troy y Rose tienen una acalorada discusión en su patio trasero. A través de primerísimos planos y contraplanos consigue que no se escape ni un solo detalle de cada gesto de ambos, en su descomunal duelo interpretativo, de tal forma que es imposible mantenerse impasible e indiferente ante los sentimientos mostrados por Viola Davis tras recibir una terrible noticia. La vemos llorando mientras grita a Denzel Washington, con los ojos empañados en lágrimas, gotas recorriendo sus mejillas y la cara llena de mocos, una escena tan natural y auténtica que me hizo sentir como si estuviera ante una pareja en la vida real atrapada en la pantalla. Una escena que conmueve, emociona y no olvidarás al finalizar la película.

En resumen, una poderosa historia sobre la familia, el amor, la responsabilidad, y las expectativas de la sociedad, con portentosas interpretaciones tanto de Denzel como de Viola, perfectamente acompañados por un magnífico elenco de actores secundarios. Este año el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto va a estar muy reñido, entre dos grandes actrices con personajes muy sufridos, Viola Davis por su papel aquí de obediente esposa y mediadora madre, y Nicole Kidman por el de madre con mucha paciencia, cariñosa y comprensiva, en Lion. Cualquiera de las dos es merecedora del preciado galardón y es una lástima que una de ellas se quede sin él.

CINEMAGAVIA
Eduargil
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