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España España · Madrid
Voto de Eduargil:
8
Western. Drama Inspirada en una historia real sucedida en el interior de Australia en 1929. Cuando el aborigen Sam mata al propietario blanco Harry March en defensa propia, Sam y su mujer Lizzie emprenden la huida. Pero la pareja será perseguida de forma incansable por las autoridades hasta a qué ellos mismo se entregarán.
24 de mayo de 2018
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su extraordinario debut cinematográfico con “Samson and Delilah” en 2009, el realizador, guionista y director de fotografía Warwick Thornton esboza brillantemente los problemas contemporáneos de su pueblo, los aborígenes. Sitúa la acción en una sociedad donde son considerados como ciudadanos de segunda clase, sufren la pobreza, padecen adicciones y con un índice muy bajo de alfabetización.

Esa idea inicial sobre los aborígenes desfavorecidos que luchan contra los perjuicios preconcebidos de la sociedad australiana contemporánea inspiraría a Thornton a realizar una versión moderna de la historia bíblica de amor entre Sansón y Dalila. Ahora con Sweet Country, el director australiano muestra la forma en la que han sido tratados los habitantes originarios de Australia durante décadas, y como los problemas a los que se enfrentan los aborígenes han sido creados por el propio opresor blanco. La tierra de las tribus aborígenes fue arrebatada, su cultura y tradiciones destruidas y la gente humillada. En ambas películas sus protagonistas huyen tras una tragedia.

La trama de Sweet Country se basa en una historia real que el guionista David Tranter (aborigen al igual que el director Warwick Thornton) oyó una vez a su abuelo, sobre un juicio ocurrido en los años veinte donde un nativo fue arrestado y juzgado por el asesinato de un hombre blanco. En la película el personaje se llama Sam Kelly (Hamilton Morris) que junto con su esposa Lizzie (Natassia Gorey Furber) viven bajo la custodia del afable predicador Fred Smith (Sam Neill). El matrimonio es tratado por el religioso con dignidad y de forma igualitaria. Esta relación lamentablemente es una excepcionalidad en aquella época ya que la mayoría de los aborígenes tienen dificultades con sus amos.

La caridad y fraternidad de Fred conlleva prestar a Sam y Lizzie a su nuevo vecino, Harry March (Ewen Leslie), un militar recién llegado del frente que desea la ayuda de Sam para arreglar su valla. Una decisión equivocada que dará lugar a unos trágicos acontecimientos. Harry es una bomba siempre a punto de explotar, un hombre amargado y violento que trata a los aborígenes con desprecio. Este hecho provocará situaciones conflictivas y tensas, fuera de control, que terminarán con la muerte de March por Sam en defensa propia. El matrimonio se ve obligado a huir al desierto. Un grupo dirigido por el sargento Fletcher (Bryan Brown) comienza una persecución contra Sam y Lizzie.

Tiene todos los elementos propios de un western clásico: vaqueros, disparos, paisajes polvorientos, personajes taciturnos, bebidas, los sombreros característicos, la frontera……..Sweet Country bajo la envoltura de un western narra una historia sobre racismo, y el sometimiento de todo un pueblo.

En el western clásico, los blancos son los “buenos” y los indios los “malos”, sin embargo, Sweet Country se desvía de esa idea, y aparentemente en un inicio concebimos a los aborígenes como héroes sobreviviendo ante la explotación del hombre blanco. Digo aparentemente, porque al finalizar la película te das cuenta que, no todos son tan buenos en un bando ni tan malos en el otro. Todos intentan sobrevivir a su manera en un mundo duro y despiadado.

Warwick Thornton deliberadamente no utiliza música en su película, a excepción de “Peace in the Valley” de Johnny Cash bajo los créditos, de esta manera los sonidos ambientales adquieren un papel relevante y exigen nuestra atención. La hábil forma de utilizar y jugar con el sonido ambiente contribuye a intensificar situaciones inquietantes y turbadoras.

A través de fragmentos de flashbacks y forwards, Thornton revela lo que sucedió o está a punto de suceder. Estamos ante una película amarga, con una puesta en escena sencilla y austera, desprovista de adornos, y con un reparto muy justo sin apenas extras.

El paisaje es otro elemento inconfundible y característico de la película. Al igual que el Gran Cañón está interconectado con el Oeste de Estados Unidos, Outback, región interior de Australia, impregna de carácter a Sweet Country. Los alrededores de Alice Springs, la única gran ciudad del interior y lugar de nacimiento del director, son hermosos e impresionantes, y están bellamente filmados por Thornton y su hijo Dylan River.

La naturaleza salvaje de la zona con las áridas praderas adornadas de elementos rocosos, los charcos de agua en medio de desiertos de sal, sirven de hermoso telón de fondo para reflejar la dura realidad a la que se tiene que enfrentar y adaptar el hombre y el ganado para sobrevivir. La muerte parece estar siempre al acecho en este paisaje.

Las dilatadas imágenes de la superficie de la tierra adquieren con frecuencia una belleza adicional debido a que van acompañadas de peculiares fuentes de luz, como la luna llena o el amanecer, filmadas con mucha sensibilidad y cuidado por Warwick Thornton.

Sweet Country con la utilización de un ritmo comedido, escasos diálogos y el apoyo de la impresionante belleza del interior de Australia, parece que Warwick Thornton intenta transmitir al espectador un mensaje donde deja entrever que realmente se ha avanzado bien poco desde 1929 hasta nuestros días en cuanto al trato y reconocimiento de su pueblo.

https://cinemagavia.es/sweet-country-pelicula-critica/
Eduargil
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