Algo ocurre con esta película y no sé qué es. Probablemente es la falta de personalidad, de alma o de como queráis llamarlo. En definitiva, la suma de los intangibles. En cualquier caso, he visto Dos Policías Rebeldes II tres veces a lo largo de mi vida, y cada vez que la he visto he pensado lo mismo: ¿he visto yo esta película?

Pero es más grave de lo que puede parecer, porque he dejado un mes pasar y me cuesta recordar casi todo de la película. Una piscina, un Jordi Mollà cuasi-paródico, y un papel mucho más protagonista de Martin Lawrence frente a un Will Smith un poco más estrellado, en ambos sentidos de la palabra. Lo que si recuerdo es no aburrirme mucho durante la película, pero sí mirar el reloj un par de veces. El metraje es excesivo, como excesivo es Michael Bay, pero le tenemos cariño igualmente con sus explosiones y sus contrapicados a cámara lenta.

Una película bastante prescindible que vive del tirón de la primera, que tampoco era una exquisitez.