Un cortometraje, por llamarlo de alguna manera, que revolucionó el mundo de los videojuegos durante algunos meses. Concretamente, hasta que salió a la venta el propio Dead Island y confirmó las sospechas de todos al presentar un juego bastante mediocre.

Pero este corto emocionó a unos cuantos. Era un tiempo en que además The Walking Dead estaba en alza y todo el mundo estaba concienciado para poner de moda los zombies desde una perspectiva mucho más... psicológica. Todo lo relacionado con ellos había dejado de ser matanzas indiscriminadas y meriendas de carne gratuitas para convertirse en "caminantes" que algún día habían sido personas y que sentían y padecían.

Una niña, una música emotiva y violencia a cámara lenta, con la genialidad de contarlo de una manera muy distinta.