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España España · Albacete
Voto de NeoJ:
6
Drama. Comedia Mientras se producen una serie de hechos que parecen anunciar un próximo caos, un hombre comienza, gradualmente, a ser consciente de lo absurdo del mundo y de lo difícil que resulta comportarse y vivir como un ser humano. (FILMAFFINITY)
10 de diciembre de 2010
36 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película extraña y complicada de ver que se quedará grabada en la memoria de aquél que se atreva a verla entera. No estamos ante una película pensada para divertir, ni siquiera para llegar a entretener durante su corta duración, más bien busca la reflexión y el despertar algo distinto en el espectador.

La cantidad de mensajes que podemos encontrar en la película de Andersson es tan grande como la cantidad de interpretaciones que se le pueden dar a una misma escena. Canciones del segundo piso es en realidad un álbum fotográfico surrealista que invita a la libre interpretación en cada una de sus fotos. Las cámaras estáticas que muestran escenarios enormes y profundos sin cambio alguno de secuencia actúan como fotos para un álbum que bien podría servir de radiografía humana en muchos momentos.

Hay imágenes que se quedarán grabadas en más de uno gracias al excelente trabajo de fotografía. Además, Andersson consigue algo muy particular e inusual mostrando siempre en un segundo plano (muchas veces casi imperceptible) algo más interesante casi que lo que se muestra en un primer plano. Pareciera como si el director buscara un mensaje incluso también en esta forma de rodar, dando a entender que no siempre lo que se ve a simple vista es lo importante, y que quizá lo que subyace es tan o mas importante.

Pero caben tantas interpretaciones como gente puede llegar a ver esta película, y eso que ni siquiera pertenecemos a la sociedad sueca. Estoy convencido de que la película está plagada de referencias a dicha sociedad a modo de crítica que fuera de sus fronteras son difíciles de captar. Aún así, los mensajes evidentes como la pérdida de la identidad del ser humano quedan patentes. El hecho de ir hacia un sitio no determinado masivamente prueba ese sentimiento de pérdida del control, hombres trajeados que vagan por las calles en la misma dirección azotándose a ritmo de zombies, poetas que son tratados como locos y un sentimiento apocalíptico que dura toda la película. Una clara referencia al clásico "hacia dónde vamos y qué estamos haciendo con nosotros mismos".

Andersson consigue presentar su álbum fotográfico acertadamente, con un ritmo un poco lento pero que da esa sensación de sopor que el director quiere transmitir en sus cortos surrealistas. Como película es una rareza, pero como experiencia lo es aún más.
NeoJ
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