Lo primero, agradecer a Shinji Aramaki que no haya hecho otra película que envíe todavía más abismo a la saga Starship Troopers. Starship Troopers 2 y 3 fueron películas mediocres que prácticamente valían sólo para reirse de ellas (más la segunda que la tercera, eso sí).

Esta invasión es una muy digna película, y aunque descontentará a unos cuantos seguidores de la película original a mí me ha gustado y mucho. Puede que parezca todo el rato el trailer de un videojuego, pero al final acabas por verla como una producción mucho más grande de lo que es. Porque ver a Carl, Rico y Carmen de nuevo juntos no deja de ser un punto a su favor, por muy distintos que se muestren en esta película de animación. Puede que no te gusten los robots mecha que salen, pero échale las culpas al programa marauder de la tercera entrega y no a la debilidad que tienen los japoneses por meter robots en todas partes.

Pero no todo es tan bueno como parece, porque la primera media hora o cuarenta minutos (quitando el principio) son para bostezar todo el rato. Un aburrimiento que se olvida cuando se llega a la segunda parte de la película donde todo se vuelve más frenético y con un ritmo mucho más atrayente para el espectador al que va dirigida la película. Unos cuantos bichos y no demasiadas bizarreces nuevas como ocurría en las entregas directas para DVD.

Por pedir más, a Starship Troopers: Invasión le sobran naves y le faltan planetas. Se echan de menos esas excursiones a los planetas dominados por los bichos y uno acaba un poco cansado de ver tantos hierrajos de la nave todo el rato. Además, Shinji Aramaki juega con fuego y acaba quemándose un poco, ya que deja entrever la posibilidad de una cruel batalla en el planeta Tierra para finalmente desechar la posibilidad. Hubiera sido curioso ver a los bichos pasear por las ciudades.

Starship Troopers: Invasión hace justo lo que debe, olvidarse de la mediocridad de las secuelas y tomar de referencia la primera parte. Le falta el espíritu de sátira y de crítica en general, e incluso sentido del humor, pero ya nos reímos demasiado en la segunda y tercera parte.