Cool world es una película muy pretenciosa que presentaba un concepto bastante nuevo en su idea, pero que se estrellaba directamente dentro de los límites de su imprecisión.
El único y muy grave problema de esta película es que está realmente pensada para un público considerablemente adulto, y fusiona esa intención con algunos golpes cómicos que solo son justificables en películas infantiles, por lo que la película yace en esa extraña intersección entre ambos estilos que acabó por matarla.
Más cocnretamente, el fallo mencionado reside en que la película tiene un alto contenido erótico que hará que sea prohibitiva para el público infantil que quizá se vea atraído por esta producción. Una vez que el público infantil se ha visto perjudicado, el público adulto demandará una serie de expectativas que no se ven cumplidas, pareciéndole simplemente una película infantil con contenido erótico considerable.
La combinación entre aimación-realidad resulta curiosa, con algún que otro fallo visual un poco descarado pero sale bien parada en cuanto a su técnica. Gabriel Byrne es el único actor que puede llegar a salvarse aunque a veces sobreactúa. La conocida y bien pagada por entonces Kim Basinger y el aún por conocer Brad Pitt rellenaban el resto del reparto con menos gloria.

Película por tanto pretenciosa pero que se queda entre dos mundos, nunca mejor dicho, sin llegar a gustar a ninguno de ellos.