Sentimientos enfrentados en una película de una calidad que deja mucho que desear pero con una importancia tremenda dentro del género de terror y la serie B en general.

Victor Halperin nos presenta el muerto viviente en el séptimo arte, y lo hace encarnado en una mujer y muy alejado del estereotipo zombie que tenemos metido en la cabeza en nuestros días. Puede que Romero sea el pilar más importante del monstruo, pero White Zombie es una pieza indispensable de una de las criaturas -por llamarlo de alguna manera- que han sido plasmadas más veces en diversas artes orientadas al entretenimiento.

Quitando eso, y la aparición de Bela Lugosi, lo que se nos queda es una película de ejecución bastante mediocre. Parece que no, pero en 1932 ya se habían hecho varias producciones de un nivel considerable como para tener que pasar por el terrible montaje que se marca Halperin en la película. Las actuaciones están también lejos del nivel que se puede esperar, y todo en definitiva desprende una sensación de "estar mal hecho" que juega demasiado en contra de una película con cierta ambición.

Una de esas películas que producen más en ti a leer su repercusión que al verlas.