No sé cómo se puede hacer algo tan mal planificado. Uno ve el cartel y lee lo de comedia y parece que se va a encontrar con una de esas pelis de sobremesa. Luego todo es en realidad un drama muy feo del que te cansas a los diez minutos. Es como si Tyler Perry se hubiera levantado un día con ganas de hacer una comedia pero luego le hubiera dado el pronto de intentar ganar un Óscar con una típica película dramática de lágrima y pseudointerpretaciones. Un desastre antológico.

Vamos, que si alguien define esto como comedia mal vamos. En todo caso, más que comédia dramática habría que decir drama cómico, porque está todo tan mal llevado y enlazado que hasta te puede dar la risa. Actores chillones, peleas, peleas, peleas, peleas y a veces peleas. Si alguien os pide una película de peleas no le digáis que vean alguna de Van Damme.

Me importaban tan poco los protagonistas que cada vez que se ponían en modo dramático sólo deseaba que la cosa tornara todavía más dramática. Para colmo, una duración insufrible para un mensaje tan difuso como mal traído. Un horror.