Ya pudimos ver en The Quiet Family lo divertido que quedaba en pantalla Song Kang-ho bajo la dirección de Kin Ji-woon. Esta vez el gran actor coreano es el protagonista y es sin duda gracias a él que The Foul Kin es una película tan divertida como entrañable.

Estamos ante una película extraña, con ese típico fracasado que ve en el wrestling una motivación como nada le ha despertado. Gracias al wrestling, se crea un personaje que le permite afrontar todos los problemas que tenía en su vida cotidiana. Song Kang-ho lo borda, como casi siempre, hasta el punto de que la película merece la pena únicamente por su papel y personaje.

No es que lo demás esté mal, es simplemente que en mi caso no es una temática que me atraiga mucho. Kim Ji-woon se muestra ambicioso con una película casi condenada a la mediocridad, pero sale bastante ileso de su combate contra la misma.

Una demostración de que un personaje bien trabajado puede cambiar todo en una película. Song Kang-ho demuestra que es un grande desde sus inicios.