Como una reunión de ex alumnos de Física o Química en el mismo edificio donde se reúnen viejas glorias de Al Salir de Clase, todos ellos orquestados por un Miguel Ángel Silvestre que parece el típico padre en crisis de mediana edad, y una Alba García cuyo personaje tiene más de una colleja.

Verbo comienza con cierto interés, centrándose en una persona con la sensibilidad a flor de piel. No sabes muy bien qué busca la película, pero cuando ocurre el giro (sin spoilers) todo se torna en una pseudo ciencia-ficción de la que habría que, directamente, erradicar. Empiezan a desfilar caras conocidas y tremendamente encasilladas pero pintadas de forma tribal, encapuchados que parece que te van a anunciar un Assassin's Creed, y con una presencia en plano totalmente efímera. Todo se torna en poesía y rimas que mezclan lo romántico con el rap más negro que puedas pensar. Hey, cómo molamos.

a partir de ahí esperas que todo sea temporal, pero no, la resolución y todo lo que ocurre pasada la primera media hora es un pozo sin fondo lleno de pretenciosidad al que no os recomiendo entrar nunca.