Una de las cosas que más perturban a un servidor son las psicofonías y bajo este contexto, visualizar una película como White Noise hace que ya desde un principio uno sienta cuanto menos inquietud.
Sin embargo, al poco de empezar la película uno se da cuenta de que no es lo que espera, o al menos no es lo que a uno le horroriza, es en ese instante cuando llega un poco la relajación y por otro lado la decepción. A pesar de que cuenta con algún que otro susto aislado que puede alterar al espectador de turno, White Noise no llega a dar miedo casi en ningún momento debido únicamente a su enfoque. La idea del fantasma que se comunica mediante las ondas es una idea que suena a vista (Frequency) más cuando se dedica a ayudar al prójimo con sus apariciones, restando enormes dosis de pánico que se echarán en falta (y de qué manera) a lo largo de la película.
Los actores están bien, pero tampoco son gran cosa y el argumento en si deja con la sensación de que pudo haberse hecho una cinta de terror memorable y para nada juega a su favor. Además el doblaje no acaba de hacerle justicia, sobre todo las psicofonías que no inquietarán a casi nadie, por no decir que da la sensación de que “atrapar” una de ellas es tarea muy sencilla, ya que hay miles durante toda la proyección.
A medio camino entre la intriga y el terror, White Noise no entusiasmará a ninguno de los amantes de ambos géneros.