Media votos
4,7
Votos
3.892
Críticas
32
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Pedro:
6
17 de febrero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada para la televisión canadiense, cuenta la historia de un Coronel de origen británico, afincado en Ontario (Canadá), de intachable hoja de servicios, que de buenas a primeras comienza una espiral decadente en la que empieza por allanar casas y robar prendas íntimas de sus vecinas, para después pasar al acoso y violación, y acabar -como era de suponer- asesinando al más puro estilo "serial killer" pero que, debido a unos descuidos, finalmente es acorralado y detenido.
Todo esto no sería especialmente interesante si no fuese porque se trata de un caso real, absolutamente bizarro e increíble, ya que el Coronel Russell Williams padecía un fetichismo enfermizo que le obligaba a hacer fotografías y grabaciones (algunas con la ropa interior robada a las vecinas que se pueden ver en internet y que, sencillamente, son patéticas) a las víctimas, y que en la películe se muestra con bastante fidelidad, lo que ayuda a componer y comprender el puzzle en que se convirtió la desordenada personalidad del protagonista, que en apariencia parecía un buen hombre con total autocontrol, altamente valorado en su comunidad y en su trabajo.
Es una película al uso, de las típicas del mediodía, pero bien hecha, muy bien interpretada por el infravalorado Gary Cole y, aunque con ligeras variaciones respecto a la historia real, bastante fidedigna, sobre todo teniendo en cuenta lo tremendamente extravagante del personaje principal.
Por cierto, aunque en la película no se muestra, todo lo que desencadenó el desorden del Coronel Williams fue la muerte de un gato al que amaba con devoción. En la película se muestra a un minino que le acompaña en muchas escenas, pero se obvia la curiosa relación que tenía con los felinos. Un rasgo peculiar más del personaje.
Todo esto no sería especialmente interesante si no fuese porque se trata de un caso real, absolutamente bizarro e increíble, ya que el Coronel Russell Williams padecía un fetichismo enfermizo que le obligaba a hacer fotografías y grabaciones (algunas con la ropa interior robada a las vecinas que se pueden ver en internet y que, sencillamente, son patéticas) a las víctimas, y que en la películe se muestra con bastante fidelidad, lo que ayuda a componer y comprender el puzzle en que se convirtió la desordenada personalidad del protagonista, que en apariencia parecía un buen hombre con total autocontrol, altamente valorado en su comunidad y en su trabajo.
Es una película al uso, de las típicas del mediodía, pero bien hecha, muy bien interpretada por el infravalorado Gary Cole y, aunque con ligeras variaciones respecto a la historia real, bastante fidedigna, sobre todo teniendo en cuenta lo tremendamente extravagante del personaje principal.
Por cierto, aunque en la película no se muestra, todo lo que desencadenó el desorden del Coronel Williams fue la muerte de un gato al que amaba con devoción. En la película se muestra a un minino que le acompaña en muchas escenas, pero se obvia la curiosa relación que tenía con los felinos. Un rasgo peculiar más del personaje.