Entretenido drama, con momentos de melodrama, que resulta vistoso y en su primera mitad eficaz.
En esos momentos, está narrada de forma que el espectador se involucra en las duras cuitas del protagonista y su familia, a la que todo le sale mal por esas cosas del destino.
Está bien llevada y John Leguizamo y David Castro llevan perfectamente el peso del film, un film duro e inclemente que, poco a poco, va perdiendo fuerza, aunque nunca aburra ni llegue a perder el interés.
Lo que sucede, de malo, es que hay un momento en el que todas las penalidades, una detrás de otra, resultan excesivas. Todas creíbles y verosímiles, puesto que son cosas que suceden a los sin techo cada día, pero es que se puede decir que juega con el espectador, dándole falsas esperanzas para después machacarlo. Y esto, se puede aceptar o no. En este caso, a medias.
De todas formas, creo que gusta bastante y uno/a desea a toda costa saber cómo finalizará todo, hecho que, me estoy refiriendo al final, sucede de forma creíble, veraz. Es un dato positivo que denota que, al menos, Stabile tiene las ideas claras en cuanto al guión.
Hay humor, mucho drama e intensidad dramática en escenas con mucho movimiento, como cuando padre e hijo se meten en una gran tienda de ropa.
En resumen, que está bien, sobre todo si consideramos que es la primera película de su joven director. Habrá que ver si pule ciertos defectos de ritmo en el futuro.