*"La primera bailarina no tiene amigas en el escenario"

Ésta es una de las contundentes frases que se oyen en boca de la estricta, despiadada directora de la Compañía Nacional de Ballet, interpretada por una magistral Mona Martinez.

La ilusión, la pasión por hacer algo de manera sublime, en busca de la excelencia, se puede convertir en una terrible obsesión. Sobre todo si se ve alentada por alguien frío, sin más alicientes que formar a estrellas de la danza, sea al precio que sea.

En Las niñas de cristal, incluso la familia puede convertirse en una pesada carga a quien satisfacer. O por el contrario, los que más te quieren pueden mostrar cierta indiferencia o incomprensión ante las necesidades de alguien que aspira a ser la mejor.

Cuando conseguir una meta se convierte en una perturbación, el resultado nunca puede ser positivo. Y esto se puede dar en diferentes ámbitos, en los que la presión y la consecución del éxito a toda costa, llevan a perder la noción de lo que es correcto y de lo que no lo es.

*Emociones a flor de piel

"Giselle" es una obra maestra en el mundo del ballet clásico. Basada en un fragmento de un famoso libro del romanticismo alemán, del autor Heinrich Heine, y ambientada en una aldea alemana rodeada de bosques.

La joven y bella Giselle, tras ser traicionada por su enamorado, morirá entre delirios de locura. Más tarde, el arrepentido se adentrará en el bosque, lugar que es visitado por las noches por las "Willis", espíritus semejantes a las hadas. Myrtha, la reina de estos extraños seres, al verlo en busca de la tumba de su amada, comenzará un ritual de venganza.

Para Irene (María Pedraza) será un difícil reto interpretar a ese personaje etéreo y sensual, sobre todo por la cantidad de zancadillas que sus propias compañeras le pondrán. Tendrá que luchar, también, contra una rival silenciosa que puede hacerle perder la salud: la anorexia. Otra terrible obsesión, ya que no se podrá permitir engordar ni tan siquiera un gramo.

Las niñas de cristal aborda este delicado tema, un problema que cualquier persona dedicada a la danza conoce y debe evitar. Pero además, aparecen otros sentimientos negativos como son la envidia, los celos, la soledad, el miedo al fracaso y las venganzas.

Afortunadamente, una sincera y valiosa amistad ¿salvará? a ambas protagonistas. Aurora (Paula Losada) se convierte en la mayor admiradora y protectora de Irene, a quien ve cómo la angustia de demostrar su valía, la está derrumbando.

Pero además, Aurora deberá afrontar sus propios demonios. Conocerá el amor y las consecuencias serán muy trágicas para ella. Convivir con una madre que transfiere sus propios deseos a los de ella misma, será una imposición muy difícil de soportar.

*Conclusión

Tras la belleza y el glamour del ballet, de esas prodigiosas danzas etéreas, se esconden numerosos conflictos. Las niñas de cristal es una honesta muestra del lado oscuro que sólo conocen los que se dedican a ella.

Magistrales interpretaciones de María Pedraza, Paula Losada y Mona Martínez, logrando transmitir una sincera empatía en el caso de las dos primeras y un desagradable rechazo por la última, quien sólo al final, una ligera muestra de humanidad la redime.

La fragilidad, el miedo al fracaso, los celos de los compañeros y otros aspectos no tan brillantes como se aprecian en las reales puestas en escena, quedan patentes en esta interesante película.

Escrito por Irene Abecia Navarro