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Voto de Cinemagavia:
8
Drama. Terror. Intriga Narra las secuelas que sufre un soldado que participó en la guerra de Vietnam. El cartero neoyorkino Jacob Singer intenta evitar que los jirones de su vida terminen de deshilacharse. Lo acosan incesantes flashbacks de su primer matrimonio, de su hijo muerto y de su periodo de servicio en Vietnam. En su nueva esposa busca un asidero hacia la lucidez, pero la línea entre la realidad y el delirio se hace cada vez más delgada.
6 de julio de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdos y visiones

Jacob Singer (Tim Robbins) es un veterano de Vietman, con estudios de filosofía y ahora empleado en el servicio de correos, que ve como su mente se va derrumbando progresivamente. Tiene flashes inconexos, y perturbadores, de su servicio en Vietnam; también es atacado por recuerdos, o alucinaciones, de su primer matrimonio, incluyendo sueños en los que aparece su fallecido hijo Gabriel (un aniñado Macaulay Culkin) Ahora, tras divorciarse, ha rehecho su vida, pero psicológicamente ha entrado en una espiral absolutamente descendente.

La escalera de Jacob se inicia con una extraña secuencia en Vietnam, donde el pelotón en el que servía Jacob parece volverse loco. Sin embargo, antes de que podamos hacernos una idea de lo que está pasando, Jacob se despierta en el metro de Nueva York. Ese emplazamiento será el inicio del tono kafkiano de La escalera de Jacob. Poco a poco, según nos adentramos en la película, la visión de la realidad cada vez va siendo más trastornada. No será fácil saber dónde acaba la realidad y termina la alucinación.

Alrededor de Jacob

Varios personajes tendrán que lidiar con la ominosa situación mental de Jacob. Por un lado tenemos a su novia Jezebel (Elizabeth Peña), que bascula entre el apoyo y la hartura hacia las paranoias de Jacob. Muy importante es el quiropráctico de Jacob, Louis (un estupendo Danny Aiello), que se nos representa como una figura benevolente y lúcida que se convierte en una especie de guía.

Los compañeros de armas de Vietnam tienen también su breve intervención. Todos tienen síntomas similares a Jacob, pero sin embargo su concurso será mucho menos importante de lo que cabría esperar. En realidad Jacob no puede contar totalmente con nadie, debe enfrentarse a sus demonios internos él solo. Esta sensación de aislamiento está muy bien aprovechada para aumentar la sensación de inquietud que pretende conseguir La escalera de Jacob. La pesadilla de éste es tan particular que no puede ser entendida casi por nadie. Ni por él mismo.

Simbología religiosa

La escalera de Jacob abunda en referencias a términos y conceptos religiosos. Así por ejemplo en el libro del Génesis, «la escalera de Jacob» es una escalera con la que sueña el personaje bíblico y por la que suben y bajan ángeles del cielo. Algunos nombres de los personajes tienen su origen también en la biblia: el propio nombre de Jacob; Jezebel (su novia); los nombres de sus hijos, incluyendo a Gabriel (como el arcángel)…

Otra referencia es la mención que se hace en un momento dado al teólogo y místico alemán del S.XIII, Meister Eckhart. Todo esta «religiosidad» no pretende hacer proselitismo del cristianismo, en realidad usa su caudal simbólico y esotérico para causar inquietud. Un recurso relativamente común en las películas de terror, pero que en La escalera de Jacob está usado de una manera insólita.

La ciudad gris

Otro de los recursos que utiliza La escalera de Jacob para incrementar nuestra zozobra es el ambiente oscuro, decadente, de las localizaciones. Aunque la acción se sitúe en Nueva York, no veremos nunca su lado más glamuroso; nada de Manhattan, la Quinta Avenida o Broadway. Además la fotografía y la dirección artística tienden hacia lo enrarecido, hacia lo lúgubre.

Esto permite dar a cierto lugares una doble significación. En una secuencia situada en un hospital vemos que el edificio tiene un aspecto absolutamente terrorífico, imposible de darse en un centro sanitario; ello nos hará plantearnos el sentido y el significado de la trama. En líneas generales la fotografía tiene un factura un tanto gris, aligerándose hasta un azul suave en los momentos más esperanzadores.

Baile de géneros

La escalera de Jacob mezcla sin rubor varios géneros cinematográficos. A veces parece un drama sobre un veterano de Vietnam que pretende rehacer su vida; otras parece que va a decantarse por una película de trama judicial; a ratos es un thriler conspiranoico; pero finalmente es una película de terror psicológico. Sobre todo por la vehemencia y la rareza de lo elementos con los que trabaja.

Este baile de géneros puede hacer que el espectador pierda pie en algunos momentos, pero La escalera de Jacob se las apaña para resultar lo suficientemente intrigante como para que nuestra atención no se desvíe. También es beneficioso que la magnífica actuación de Tim Robbins aporte humanidad a su sufrimiento, y que eso ayude al espectador a empatizar entre tanta paranoia.

Conclusión

La escalera de Jacob puede ser una película que no agrade a todo el mundo, debido a la incomodidad que persistentemente trata de transmitir. Sin embargo, si somos capaces de adentrarnos en su juego la recompensa será jugosa pues, nos encontraremos en un fascinante puzzle, no exento de humanidad gracias a la actuación de Tim Robbins. En cualquier caso, La escalera de Jacob merece una oportunidad.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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