Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Cinemagavia:
8
Drama. Romance En la bonita casa familiar, al final del verano, Aurora va a celebrar su 70 cumpleaños, rodeada de sus cuatro hijos, que han venido especialmente para la ocasión. Está Jean-Pierre, el mayor, que ha adoptado el papel de jefe de familia desde la muerte del padre; Juliette, que espera su primer hijo a los 40 años y que todavía sueña con ser escritora; Margaux, la artista radical de la familia, y Mathieu, de 30 años, que vive angustiado por seducir a la bella Sarah.  [+]
12 de agosto de 2020
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La exploración de los nexos familiares

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar comienza con el encuentro familiar que se ocasiona en la bella casa de verano de Aurore (la madre de los cuatro hijos), con motivo de su setenta cumpleaños. Desde el inicio del film, podemos observar como cada personaje es muy dispar entre sí, dada la diferencia de edad y motivaciones personales de cada uno. Esa idealización, que a veces vemos en este tipo de películas sobre los vínculos familiares, aquí se explora con una mayor honestidad y complejidad. Quisiera que alguien me esperara en algún lugar es una aproximación más fehaciente a la realidad familiar, donde puede a ver roces entre los distintos miembros, pero eso no quiere decir que se tengan en menor estima.

Cada personaje parece ser la consecución vital del otro, como si se nos mostrara las distintas perspectivas que uno adopta, a medida que se va haciendo mayor. Para entender esto, podemos partir del personaje de Margaux, para luego ir viendo los demás personajes. Margaux es una joven artista, que todavía no ha conseguido despegar en el mundillo del arte, y poder vivir de su pasión. Ella representa la rebeldía y las ganas de comerse el mundo, tan propias de la juventud. Después tenemos al personaje de Mathieu, un treintañero que su máxima preocupación, es la de conseguir liarse con una compañera de oficina llamada Sarah.

Por otro lado tenemos al personaje de Juliette, una profesora de literatura francesa que está esperando a tener su primer hijo. Ella en comparación de su hermano Mathieu, representa una mayor madurez ante la vida, donde se replantea muchas cuestiones de vital importancia, como el amor o su profesión. Finalmente tenemos a Jean-Pierre, el hermano mayor que trabaja como encargado en un gran almacén. Podemos considerar a este personaje el protagonista de la cinta y de alguna manera, la personalidad más crepuscular de todas.

*Lidiar con la perdida

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar ofrece pasajes bastante dramáticos, donde la tragedia golpea a todos los personajes por igual. Es interesante de ver, como cada uno lo interioriza y lo afronta, de una manera totalmente distinta. Da la sensación tan real, de que somos incapaces de apreciar lo que tenemos, hasta que lo perdemos. Esa incapacidad, no solo para apreciar los seres queridos que les rodean, sino para percibir ese dolor ajeno que pueden estar atravesando, será una de las piedras angulares de toda la película.

La pérdida se presenta como un golpe de realidad, para el que uno no está preparado. Más allá de la pérdida de un ser querido, este elemento se presenta de diversas formas, a lo largo de la película. Como la perdida sentimental, en el caso de Jean- Pierre con el personaje de Héléna o la perdida que uno siente a causa del paso del tiempo.

Es por ello que esta cinta, no se limita únicamente a ofrecer un contexto dramático forzado, sino que trae consigo una reflexión profunda, sobre lo que supone la pérdida para un individuo. La adaptación narrativa en este sentido es impecable, ya que el director consigue llegar a la esencia de la obra literaria de Anna Gavalda.

De la misma manera, resulta muy fácil sentirse reflejado en uno o en varios de los personajes de esta historia. Por el motivo que se ha mencionado previamente, que es el hecho de que cada personaje representa una época vital distinta, que va desde la juventud hasta la vejez.

*Un canto a la vida

Uno como espectador no sale del cine con el ánimo bajo por lo que acaba de ver, ya que el mensaje final que deja la cinta, está lleno de optimismo y esperanza. Una vez que los personajes afrontan la dura perdida, llegan a la conclusión de que quieren vivir y disfrutar de todo lo bueno que les rodea. Pese a que sus vidas, son muy distintas de lo que se habían imaginado, llegan a permitirse ser felices y dejar el pasado atrás, después de todo.

El arte tiene una importancia vital en Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, que se pone de manifiesto como el medio perfecto, para afrontar los demonios que uno lleva consigo mismo. Una bella alegoría, del poder del arte y su capacidad sanadora en las personas. Hay una escena en particular, que pone los bellos de punta. Dicha escena la protagonizan el personaje de Juliette y un alumno suyo que está analizando un poema de Ribaun. En apenas diez minutos de metraje, el director consigue evocar de una manera sencilla y totalmente poética, toda la esencia de la película. Esta escena en concreto, fue creada por el propio director, ya que no aparece en la obra de Anna Gavalda.

*Conclusión

Quisiera que alguien me esperara en algún sitio, es una gran adaptación cinematográfica del gran actor y director francés Arnaud Viard. Es una cinta realmente intimista, que cuenta con un elenco de personajes totalmente formidables.

Una película que pese a contar con instantes bastante melodramáticos, llega a dejar un buen sabor de boca en el espectador. Un film que hará reflexionar y replantear al espectador muchas cuestiones, en las que puede llegar incluso a sentirse reflejado.

Una bella historia sobre como la vida florece con mayor intensidad, cuando somos capaces de lidiar con la inevitables perdidas que trae consigo la vida. Una película totalmente recomendable, que se podrá disfrutar en España, a partir del próximo 14 de Agosto.

Escrito por Daniel Jiménez
Cinemagavia
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow