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Voto de Cinemagavia:
9
Drama. Western Brady, joven estrella del rodeo y talentoso entrenador de caballos, sufre un accidente que le incapacita para volver a montar. Cuando vuelve a casa se da cuenta de que lo único que sabe y quiere hacer es montar a caballo y participar en rodeos, lo que le frustra vitalmente. En un intento por retomar el control de su vida, Brady emprende un viaje en busca de una nueva identidad y del significado de lo que es ser un hombre en el corazón de América. (FILMAFFINITY) [+]
13 de septiembre de 2018
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto es una historia real: tan real como sus protagonistas

Zhao deseaba trasladar a la gran pantalla la historia de sueños frustrados de Brady Jandreau; ex campeón del rodeo y domador de caballos profesional. Prácticamente emulando al desaparecido Abbas Kiarostami, como bien hiciera en su film “Primer Plano/Close-Up”(1990), Zhao compone una ficción surgida de una realidad plasmada en todo momento por la presencia de los protagonistas de la historia: Brady, su padre, Tim y su hermana pequeña, Lilly. Solo cambiando sus apellidos, pero manteniendo la esencia interna de sus vivencias, ingeniándoselas para huir de lo aparente.

De ahí que el resultado sea extraordinario en muchas de las secuencias en las que la cámara se limita a captar cómo Brady ejerce su profesional conexión con los equus y mustangs, dejando a Redford en “El hombre que susurraba a los caballos” (1998) a la altura del betún.

Las Badlands contemporáneas: la presente herencia de Malick

Diego Lerer desde MicropsiaCine.com en Argentina dejaba caer acertadamente el lirismo que imbuye a la propuesta, característica del primer Malick en los 70. Y es que la comparación es inevitable si tenemos en cuenta el paisaje sobre el que se asienta el relato: las Badlands de Dakota del Sur que tan presentes estaban en la ópera prima de Malick, así como en el propio título; “Malas Tierras/Badlands” (1973).

El digital no ha acabado con la poética en el cine actual, sino que ha cambiado la resolución con la que la apreciábamos; los atardeceres, el moverse de la vegetación, el polvo de la tierra alzándose, ayudan a conferir naturalismo al conjunto, sustentados también por la fotografía de Joshua James Richards. El paisaje pasa a ser un testigo constante de la crisis existencial que cierne a Braddy, poniendo en tela de juicio su orgullo, su virilidad y sus sueños.

Conclusión

Tal vez este año no consiga el resultado que ha cosechado en el circuito de Festivales independientes, de no ser así, un servidor está absolutamente seguro de que The Rider, con el paso del tiempo (y no habrá que esperar mucho para leerlo y escucharlo), sea ubicada como obra maestra del cine contemplativo reciente, del wéstern crepuscular, del existencialismo y de la América del Medio Oeste actual.

Toco madera por sendas nominaciones para Zhao en la dirección y para Brady Jandreu, por su interpretación, en los Oscars de este año, ¿pido demasiado? Tal vez, pero hoy en día es difícil encontrar arte cinematográfico en estado puro y The Rider lo tiene a raudales.

Escrito por Álvaro Panadero Jiménez
https://cinemagavia.es/pelicula-critica-the-rider/
Cinemagavia
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