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Voto de Cinemagavia:
8
Drama. Romance En 2001, la joven Qiao está enamorada de Bin, cabecilla de la mafia local de Datong. Cuando Bin es atacado por una pandilla rival, Qiao se defiende y dispara varias veces. Es condenada a cinco años de cárcel. Tras cumplir su pena, Qiao busca a Bin e intenta volver con él. Pero él no quiere seguirla. Diez años más tarde, en Datong, Qiao sigue soltera y ha salido adelante manteniéndose fiel a los valores de la mafia. Pero Bin, cansado de ... [+]
29 de mayo de 2019
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia de supervivencia y amor

El título de La ceniza es el blanco más puro ya evoca a una historia en la que se puede encontrar belleza, pero lo que no se espera es cómo emergen todas estas sensaciones en un universo de gángsters de los bajos fondos chinos. Qiao se convierte en la principal torre para sostener este palacio de sentimientos, vivencias y experiencias. El guion de Jia Zhang-Ke sabe explorar a la perfección la naturaleza humana de cada uno de sus personajes. A través de su duración, al contrario de jugar en su contra, le permite expresar y relatar esta oda a la vida y a la supervivencia, a las viejas costumbres, al dolor del adiós y a la decepción de una relación impregnada de heridas abiertas. La manera de expresar todo este camino se hace de una manera pausada, pero argumentada. No busca regocijarse en los silencios sin sentido.

Otro de los puntos fuertes del film es no enfocarlo en tan sólo en una mera historia de amor entre la ya mencionada Qiao y uno de los capós de la mafia, Bin, sino ir más allá. El progreso que muestra su personaje tiene una sensibilidad y un desgarro interior, que provoca que el espectador quede hipnotizado con la esencia de la protagonista. Por lo tanto, eleva la calidad dramática del resto de personajes que le acompañan y los ensalza en una coreografía emocional que funciona. Además, los sitúa en una realidad china, que con el paso de los años, se ven los cambios y lo que ello conlleva. Un reinado derruido, que no solamente a nivel exterior, sino interior, ataca a los protagonistas desde dentro. Las envidias, la defensa, la lucha, el buscar más allá… hace que haya una riqueza increíble a nivel visual y emocional.

La elección de los tiempos

Como pasara en éxitos de taquilla como la famosa trilogía de ‘Antes del…’, los cambios de tiempo y la manera de plasmarlo es un atractivo, sin duda, para el público. En La ceniza es el blanco más puro se establecen tres momentos vitales para esta pareja: los años 2001, 2006 y 2018. Tres etapas en las que su relación llega a una madurez, que externamente del sentimiento que haya entre ambos, también surge una verdad sobre la realidad que los apesadumbra. El hastío de una vida arrebatada y de un futuro lejos de lo deseado se plasman muy bien en este análisis temporal. Zhang-Ke ha sabido escoger los tiempos necesarios para no aburrir al espectador y sea capaz de hacer la película con un ritmo ligero. En ningún momento aburre al público y se pasa el tiempo volando. Ha jugado a su favor con la temporalidad narrativa.

El guion también ha sabido respetar sus tiempos y ha sabido escoger los atributos expresivos y creativos necesarios para un universo en el que la imagen es imprescindible. Las palabras sobran en muchas escenas y en otras, intensifican la contradicción de lo que se está viendo. En especial, cabe recalcar una de las escenas claves de la relación de Qiao y Bin, donde no se dice nada, pero se expresa todo. Una de las secuencias más bonitas del film y la que permite, entender a ambos protagonistas y el camino que escogen. Los silencios están justificados y no sirven solamente de escaparate visual, sino que invita a la reflexión y participar activamente en el film. El único inconveniente que puede haber, es que ciertas secuencias podrían sacar al público de la sinergia que ha creado con todos los elementos previamente, pero son pequeños trazos que consiguen volverse a encauzar.

La importancia de la maestría técnica

Uno de los puntos a destacar de La ceniza es el blanco más puro es la gran utilización de la cámara durante su rodaje. Se puede intuir la gran profesionalidad que hay detrás, en especial, en la dirección artística con la selección de espacios y luego, la dirección fotográfica con el cuidado de cualquier detalle en pantalla. No está nada elegido al azar, hay una planificación preciosa y el mensaje que se quiere transmitir, se ve acompañado por una potencia visual espectacular. Inclusive, algunas de las escenas con mayor emotividad, han sido grabadas en un plano secuencia que no estorba. Una puesta en escena dramática que llama la atención y que sublima el resultado final con un gran acabado. No se puede negar que ha habido un gran equipo técnico detrás y es importante subrayarlo: cámaras, maquillaje, peluquería, iluminación… Hay una identidad propia.

A nivel interpretativo hay que aplaudir el gran trabajo actoral de Tao Zhao. Es impecable en la manera de interpretar, no hay ningún momento en que ésta flaqueé. El sentimiento de Qiao y su mundo interno se ven a la perfección en la piel de Zhao. No queda ninguna duda de que este film es la propia Zhao, se ha dejado el corazón en él. Fan Liao como Bin está a la altura de Zhao, pero es verdad que su carga dramática es menos exigente. Sin embargo, hay que destacar que realiza un trabajo excelente, en especial, durante el último tercio del largometraje. El resto de actores secundarios consiguen cumplir su cometido y de una manera muy humana. Sumergen al público en el mundo terrenal del crimen y en el código por el que se rigen. Un reparto coral bien construido, aunque Zhao es la que se come la pantalla.

Conclusión

La ceniza es el blanco más puro es una historia de supervivencia, de amor, de dolor, de sacrificio… Habla de la vida en sí misma, bajo un prisma distinto y evocado a conocer un estrato social, que demuestra que el sentimiento es algo universal. Tao Zhao como protagonista está excelsa, da una gran interpretación llena de pinceladas y construida desde las entrañas del personaje de Qiao.

A nivel técnico está brillante, realiza una construcción visual muy bonita y con una poesía en su imagen que provoca mayor efecto en el guion. El libreto, firmado por el propio director, sabe llevar los tiempos y juega a su favor la duración. Una muy buena argumentación. Una película que invade al espectador y termina enamorándolo hasta el último plano.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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