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Voto de davilochi:
10
1976
8,2
1.328
Documental
Entre marzo y septiembre de 1973, izquierdas y derechas se enfrentan en la calle, en las fábricas, en los tribunales, en las universidades, en el Parlamento y en los medios de comunicación. La situación es insostenible. Estados Unidos financia la huelga de los camioneros y fomenta el caos social. Allende trata de llegar a un acuerdo con las fuerzas de la Democracia Cristiana, pero fracasa. Las propias contradicciones de la izquierda ... [+]
31 de marzo de 2011
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el punto de vista político-histórico uno de los aspectos más educativos del documental lo plantea el hecho mismo del golpe de estado: es imposible cualquier resistencia ante el hecho de que una de las partes en conflicto tenga el monopolio absoluto de la violencia y los medios de coerción. Como planteara Charles Tilly en su definición de guerra civil ésta sólo se produce en el momento en que se produce la fragmentación de dicho monopolio en múltiples células. Esto es algo que no ocurrió en el caso de Chile precisamente porque uno de los bandos, el representado por la Unidad Popular, optó por una lucha sin armas, es decir, legalista o situada dentro de los presupuestos democráticos y del pensamiento político del propio Allende (“la vía chilena hacia el socialismo”). En mi opinión La batalla de Chile ahonda de forma bastante certera en esta idea de lucha sin armas sostenida por una parte notable del pueblo chileno al tiempo que nos muestra los efectos del radicalismo y la desempatía de otra parte no menos importante de la sociedad chilena . Esto es lo que hizo posible que el golpe de estado del 11 de septiembre se impusiera con una rapidez pasmosa a pesar del elevado grado de movilización y conciencia política imperante en la sociedad chilena por aquel entonces y esto es lo que convierte este episodio de la historia de Chile en una verdadera tragedia.
En segundo lugar el documental muestra la importancia decisiva del control de los medios de comunicación en la formación de marcos de referencia y en la conquista de la opinión pública internacional. No en vano, como el propio documental destaca y la propia Marta Harnecker se encargaría de recordar años después la oposición a la Unidad Popular controlaba el 70% de la prensa escrita y 115 de las 155 radios, “entre las cuales se encontraban las cadenas de mayor potencia” . De este modo la oposición trató por todos los medios de trasmitir una imagen de Chile entregado a la “anarquía”, al “caos”, al “desgobierno” y al “vacío de poder”, fomentando un estado de opinión favorable tanto en ciertos estratos de la sociedad chilena como en el ámbito internacional hacia un posible golpe militar.
En segundo lugar el documental muestra la importancia decisiva del control de los medios de comunicación en la formación de marcos de referencia y en la conquista de la opinión pública internacional. No en vano, como el propio documental destaca y la propia Marta Harnecker se encargaría de recordar años después la oposición a la Unidad Popular controlaba el 70% de la prensa escrita y 115 de las 155 radios, “entre las cuales se encontraban las cadenas de mayor potencia” . De este modo la oposición trató por todos los medios de trasmitir una imagen de Chile entregado a la “anarquía”, al “caos”, al “desgobierno” y al “vacío de poder”, fomentando un estado de opinión favorable tanto en ciertos estratos de la sociedad chilena como en el ámbito internacional hacia un posible golpe militar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En esta segunda parte, "El golpe de estado", un momento muy significativo y particularmente bien expresado nos lo encontramos en el periodo posterior al primer conato de golpe de estado llevado a cabo el 29 de junio de 1973. El mapa político chileno aparece completamente fragmentado y, al mismo tiempo, nos encontramos con un Allende que parece muy agotado por los últimos acontecimientos. Por un lado el presidente sigue tratando de atraer al Partido demócrata-cristiano a posiciones de colaboración con el gobierno, algo que es impedido por su sector más conservador. Pero, al mismo tiempo, en el seno de la izquierda empiezan a aparecer importantes desacuerdos. Así nos encontramos con que mientras el Partido Socialista cree que la toma de empresas es un elemento fundamental para la movilización y el encuadramiento de las masas dentro del inevitable enfrentamiento con la derecha, el gobierno se opone a esta acción indiscriminada por miedo a que se vea quebrada la legalidad constitucional y su propia imagen. En mitad de toda esta inestabilidad y fragmentación la verdadera víctima son las clases populares, que no entienden la actitud de determinados grupos que se oponen a la acción de un gobierno que les ha devuelto la esperanza y les ha dado buena parte de lo que tienen y lo que son. El Equipo Tercer Año contribuye con su trabajo a mostrar la difícil situación de Chile y los múltiples problemas con los que tuvo que lidiar Salvador Allende en su último y accidentado mandato presidencial. La atmósfera trágica se puede sentir en todo momento, especialmente en esa izquierda dividida en torno a la estrategia a seguir: por un lado el gobierno, más posibilista, cree que devolver algunas empresas hará posible el acuerdo con la democracia cristiana; por otro lado están los obreros, que se niegan a acatar las órdenes del gobierno, lo cual acarreará la intervención de las fuerzas del orden. Todo esto dará lugar a múltiples discusiones en las que enviados del gobierno tratarán de explicar que no todas las industrias podían ser tomadas por inviabilidad económica (definanciación) o por cuestiones internacionales, como la necesidad de mantenerse en buenos términos con el Club de París por el problema de la deuda externa. Aquí percibimos cómo el gobierno se ve constantemente obligado a andar con pies de plomo para no dar a los militares y a la oposición políticas motivos para hablar de indisciplina y anarquía, grupos de presión que, por otra parte, ya habían empezado a hablar desde 1972 de la necesidad de un “pronunciamiento militar” que “enderezara” la situación. Precisamente por ello, muchos partidarios de la Unidad Popular empiezan a sentirse defraudados porque creen que el gobierno se muestra excesivamente diletante y no confía en ellos, que hace las cosas sin contar con ellos.