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Voto de davilochi:
5
Comedia
1999, Belgrado está siendo bombardeada por la OTAN. Ljubisa es un hombre que se gana la vida con el mercado negro. Vive con su madre, su hermana Dusica, que ansía conocer a un americano que la lleve a América, y su sobrina, la hija de Dusica. Ljubisa no tiene mayor ocurrencia que utilizar un cohete casero para derribar un avión enemigo desde el patio de su casa. Y coincidencia o no, un avión explota en el aire, y un americano aterrizará ... [+]
20 de marzo de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pena lo de esta película, porque contaba con un genial actor – desde mi punto de vista – como sería Lazar Ristovski, quien me conquistó en “St. George Shoots the Dragon” y Branka Katic, siempre un placer para la vista. Y es que he de confesar que nunca daré todo por perdido siempre que esta hermosa mujer se halle presente en el reparto de una película. En cualquier caso esta es una película que tiene más bien poco que ofrecer, hay películas mucho mejores en lo que al tratamiento de los bombardeos de la OTAN sobre Belgrado se refiere (véanse “Rat uzivo” y “Sky Hook”). Desde luego que el nombre hace justicia a lo que se ve en la película. ¿Podría soñarse algo mejor como piloto en caso de ser derribado que ser acogido en la casa de una mujer como Branka Katic? Para mí se trata de lo mejor de la película, porque la serbia nos tiene acostumbrados a papeles canallas en los que raya a gran altura (“Im Juli”, “Gato blanco, gato negro”, incluso “Rane”, si queremos), pero esta vez nos muestra su lado más dulce e inocente y el contraste no disgusta, sino que seduce.
Más allá de mis propias ensoñaciones personales ya digo que la película no me acaba de convencer en ningún momento a pesar de contener momentos e ideas interesantes. Resulta particularmente interesante la convivencia de los belgradenses con la cotidianeidad de los bombardeos, quienes tuvieron que ajustar sus vidas a la lógica diaria impuesta por éstos. Esto se refleja particularmente bien en el comportamiento de la anciana madre de los protagonistas, que vive con naturalidad la agresión de la OTAN con el recuerdo del brutal bombardeo alemán del 41 en mente (bien reflejado por Kusturica en “Underground”). Paralelamente a esto Ljubisa (Ristovski), un simpático traficante, muestra el posibilismo en la guerra, la adaptación de unos pocos al sufrimiento de los demás en pos de su lucro personal hasta el punto de aprovecharse de la presencia de contingentes de Naciones Unidas (el tema de la colaboración entre fuerzas de pacificación o instituciones internacionales y las mafias balcánicas es una verdad a gritos). Ljubisa parece moverse únicamente en pos de la consecución de sus intereses personales, lo cual se puede resumir en dinero. Quizás lo que Milos Radovic pretendía no era otra cosa que llevar a cabo una crítica a la disolución de los límites morales y éticos experimentado por la sociedad serbia en las últimas décadas, un tema que se halla muy presente en la mucho más brillante “Bure Baruta”. Lo único que motiva a Ljubisa a llevar a cabo un atentado contra la vida del presidente Milosevic es la recompensa de cinco millones de dólares, de hecho esto le llevará a montar un plan en colaboración con su prisionero estadounidense de la USAF. ¿Qué precio tenía la caída de Milosevic? Eso sólo lo saben aquellos que lo traicionaron, porque él nunca esperó un final para su vida como el que tuvo. En cualquier caso todo el mundo tiene un precio, es un poco la idea que pretende transmitir la película.
Más allá de mis propias ensoñaciones personales ya digo que la película no me acaba de convencer en ningún momento a pesar de contener momentos e ideas interesantes. Resulta particularmente interesante la convivencia de los belgradenses con la cotidianeidad de los bombardeos, quienes tuvieron que ajustar sus vidas a la lógica diaria impuesta por éstos. Esto se refleja particularmente bien en el comportamiento de la anciana madre de los protagonistas, que vive con naturalidad la agresión de la OTAN con el recuerdo del brutal bombardeo alemán del 41 en mente (bien reflejado por Kusturica en “Underground”). Paralelamente a esto Ljubisa (Ristovski), un simpático traficante, muestra el posibilismo en la guerra, la adaptación de unos pocos al sufrimiento de los demás en pos de su lucro personal hasta el punto de aprovecharse de la presencia de contingentes de Naciones Unidas (el tema de la colaboración entre fuerzas de pacificación o instituciones internacionales y las mafias balcánicas es una verdad a gritos). Ljubisa parece moverse únicamente en pos de la consecución de sus intereses personales, lo cual se puede resumir en dinero. Quizás lo que Milos Radovic pretendía no era otra cosa que llevar a cabo una crítica a la disolución de los límites morales y éticos experimentado por la sociedad serbia en las últimas décadas, un tema que se halla muy presente en la mucho más brillante “Bure Baruta”. Lo único que motiva a Ljubisa a llevar a cabo un atentado contra la vida del presidente Milosevic es la recompensa de cinco millones de dólares, de hecho esto le llevará a montar un plan en colaboración con su prisionero estadounidense de la USAF. ¿Qué precio tenía la caída de Milosevic? Eso sólo lo saben aquellos que lo traicionaron, porque él nunca esperó un final para su vida como el que tuvo. En cualquier caso todo el mundo tiene un precio, es un poco la idea que pretende transmitir la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En cuanto al soldado americano al que Dusica (Katic) llama Bobby dará lugar a toda una serie de situaciones descabelladas e imposibles que nos dejan muchas ideas. En primer lugar está el hecho de que Ljubisa se sirviera de un viejo cohete soviético para intentar derribar el avión con el que éste sobrevolaba Belgrado: durante la disolución de la URSS buena parte de las armas que surtieron al Ejército federal yugoslavo procedían de los viejos arsenales soviéticos, ahora en situación irregular (una gran cantidad de armamento se hallaba en el Trandniester). Los mercados ilegales de armas comenzaron a funcionar como nunca, de ahí que sea plausible la posibilidad de que un mafiosillo del mundo urbano de Belgrado pudiera llegar a hacerse con armas de este calibre. Al mismo tiempo es un toque de atención sobre el imperecedero apoyo de Rusia a Serbia (yo aún recuerdo siendo un niño que cuando la OTAN realizó sus primeros bombardeos aéreos sobre Belgrado Boris Yeltsin salió en la tele afirmando que aquello podía dar inicio a la Tercera Guerra Mundial, algo que me impresionó en su momento).
Por otro lado está la imagen idealizada que Dusica tiene de Estados Unidos, un referente cultural y político para toda Europa del este durante el periodo comunista – y aún hoy, si se quiere, como bien muestra el caso de la protagonista –. Muchos balcánicos tienen sus esperanzas de un futuro mejor en una eventual marcha a unos Estados Unidos (“Here and There” puede darnos una idea, también “La otra América”) idealizados. Parte de ese hechizo que la potencia americana ejercía sobre el imaginario popular serbio se vio roto en 1999, cuando los bombardeos destrozaron la ciudad de Belgrado mientras los taxistas cobraban tarifas exorbitadas por conducir bajo las bombas (algo verídico), sin embargo sigue existiendo. De algún modo la imagen que Dusica tiene de los Estados Unidos unida a su poco creíble romance con Bobby no serían más que una ridiculización o desmitificación del sueño americano, es evidente que está haciendo una parodia de éste y el director sabe que siembra su idea en un campo bien abonado por las bombas estadounidenses. En cualquier caso es cierto que el director rompe una lanza a favor de la diversidad de las personas, de la originalidad de cada una de ellas como individuo, al mostrarnos a un Bobby capaz de sentir e, incluso – aunque a duras penas -, entender ese extraño mundo serbio en el que cae inesperadamente.
Por otro lado está la imagen idealizada que Dusica tiene de Estados Unidos, un referente cultural y político para toda Europa del este durante el periodo comunista – y aún hoy, si se quiere, como bien muestra el caso de la protagonista –. Muchos balcánicos tienen sus esperanzas de un futuro mejor en una eventual marcha a unos Estados Unidos (“Here and There” puede darnos una idea, también “La otra América”) idealizados. Parte de ese hechizo que la potencia americana ejercía sobre el imaginario popular serbio se vio roto en 1999, cuando los bombardeos destrozaron la ciudad de Belgrado mientras los taxistas cobraban tarifas exorbitadas por conducir bajo las bombas (algo verídico), sin embargo sigue existiendo. De algún modo la imagen que Dusica tiene de los Estados Unidos unida a su poco creíble romance con Bobby no serían más que una ridiculización o desmitificación del sueño americano, es evidente que está haciendo una parodia de éste y el director sabe que siembra su idea en un campo bien abonado por las bombas estadounidenses. En cualquier caso es cierto que el director rompe una lanza a favor de la diversidad de las personas, de la originalidad de cada una de ellas como individuo, al mostrarnos a un Bobby capaz de sentir e, incluso – aunque a duras penas -, entender ese extraño mundo serbio en el que cae inesperadamente.