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Voto de davilochi:
7
5,8
351
Drama
Viorel es un hombre divorciado que acaba de dejar su trabajo en una fábrica. Deambula por Bucarest, en medio de un ambiente frío e inhóspito, tratando de superar la angustia y la inseguridad que lo dominan desde que se separó de su esposa. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2011
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva entrega de la serie de seís películas que Cristi Puiu planea llevar a cabo bajo la etiqueta de "Seis películas sobre los suburbios de Bucarest", un homenaje a los "Seís cuentos morales" de Eric Rohmer. En mi caso ha sido un trabajo largamente esperado, consciente de que éste es un director que tiene muchas cosas que decir. A estas alturas lo ha demostrado de sobra. "Aurora" es una película interesante que, en su fidelidad a lo que viene caracterizando al nuevo cine rumano (largos planos secuencia, escasas conversaciones y altas dosis de realismo) quizás ha quedado simplemente en eso, en un buen trabajo, que no es poco. Para alguien que sienta una mínima curiosidad por la psicología humana es innegable que la actuación de Cristi Puiu -que en esta ocasión aparece como actor principal, además de director- resulta adictiva, de tal manera que uno se aferra a la pantalla en busca de nuevos detalles de la realidad personal de ese individuo atormentado al que interpreta. Desde luego ha sido toda una sorpresa descubrir esta faceta de Puiu como intérprete, ya que, aunque para algunos pueda resultar una sorpresa tras ver su actuación, basta con buscar alguna de sus fotos en google para comprobar que sí, es capaz de sonreir. No hay duda: un papel inquietante, bordado de manera magistral hasta el punto de que se convierte en el sostén fundamental del film, de principio a fin. Salvando las distancias, hasta cierto punto me recuerda al Javier Bardem de "Biutiful", que me perdonen los groupies y fans.
La historia que Puiu nos propone es la de un hombre cualquiera, un producto típico de la sociedad contemporánea: un hombre con formación, inteligente, padre separado de dos hijas y en el paro. Hasta aquí todo normal. La única diferencia es que para Viorel, el protagonista, estos últimos sucesos han supuesto un profundo trauma frente al que a duras penas consigue salir adelante. Desde el principio constatamos que tiene una amante, seguramente separada también, y desde ese mismo comienzo nos resulta difícil entender cómo ha sido posible que un hombre profundamente atormentado haya conseguido las atenciones de una mujer tan sugerente como Clara Voda. El protagonista construido por Puiu tanto en su guión como en su interpretación resulta inquietante para la persona con más estómago: parco en palabras, amigo de la soledad, autoritario, maniático, perfeccionista, meticuloso... El espectador siempre espera ver salir de él una palabra más, algún gesto humano, una mirada impotente, cierta cercanía para con aquellos con los que se encuentra a lo largo del film; sin embargo, Cristi Puiu nos muestra a un hombre implacable, consciente de cada uno de sus actos, tanto que duda y tiembla ante lo que hace, pero lo hace; un hombre al que la vida ha llevado ante un callejón sin salida y no dudará en continuar adelante hasta darse de bruces contra la pared.
La historia que Puiu nos propone es la de un hombre cualquiera, un producto típico de la sociedad contemporánea: un hombre con formación, inteligente, padre separado de dos hijas y en el paro. Hasta aquí todo normal. La única diferencia es que para Viorel, el protagonista, estos últimos sucesos han supuesto un profundo trauma frente al que a duras penas consigue salir adelante. Desde el principio constatamos que tiene una amante, seguramente separada también, y desde ese mismo comienzo nos resulta difícil entender cómo ha sido posible que un hombre profundamente atormentado haya conseguido las atenciones de una mujer tan sugerente como Clara Voda. El protagonista construido por Puiu tanto en su guión como en su interpretación resulta inquietante para la persona con más estómago: parco en palabras, amigo de la soledad, autoritario, maniático, perfeccionista, meticuloso... El espectador siempre espera ver salir de él una palabra más, algún gesto humano, una mirada impotente, cierta cercanía para con aquellos con los que se encuentra a lo largo del film; sin embargo, Cristi Puiu nos muestra a un hombre implacable, consciente de cada uno de sus actos, tanto que duda y tiembla ante lo que hace, pero lo hace; un hombre al que la vida ha llevado ante un callejón sin salida y no dudará en continuar adelante hasta darse de bruces contra la pared.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cristi Puiu nos presenta un caso extremo, no por ello menos real. No se trata de que pensemos que todos optan por soluciones similares a las adoptadas por Viorel, ni mucho menos, pero se trata de buscar el extremo, las últimas consecuencias de la tragedia en la que diariamente viven envueltas millones de personas. Viorel es la muestra del individuo que ha perdido el control pero que, al mismo tiempo, sabe lo que hace y entiende que no hay otro modo de ajustar el equilibrio o la justicia universal, es la vida en toda su crudeza: un impacto a toda velocidad que hace chocar el cuerpo inherte del individuo contra el suelo en un primer golpe seco y, a continuación, en una serie de botes amortiguados mientras éste contempla desde el exterior su propio drama sin poder hacer nada. Ese cielo plomizo del invierno de Bucarest que cae sobre Viorel es el reflejo de que, por más que lo intente, no queda lugar a la esperanza de hallar el azul del cielo más allá de la capa de nubes de color metálico, cuasi industrial que recubren el paisaje de la capital de forma omnímoda. Lo único que pretendo hacer es acercar lo que películas como ésta sugieren a mi sensibilidad como ser humano. Cristi Puiu nos muestra una de las consecuencias de lo que se percibe como la derrota absoluta, del sentimiento de que tu vida no depende de ti mismo, ni tan siquiera de aquellos a los que decidiste encomendársela (véase tu mujer e hijos, por ejemplo), sino que un agente externo (véase la justicia del estado, por citar el ejemplo de la película) afirma tener el derecho a irrumpir en tu existencia, dentro de complejidades que ni tú, conviviendo con ellas a lo largo de toda una vida has sido capaz de desvelar. No contento con ello, tras esto, se atreve a declararse juez sobre todo lo que has construido, partiendo y repartiendo en base a criterios relativos que, por supuesto, no tienen porque tener nada que ver con los tuyos. A todo ello se une la frustración por lo que todo y todos te hacen percibir como un fracaso.
¿Cómo un hombre llega a matar? Cuando siente que ya no hay nadie ahí; cuando ve que nadie es capaz de comprender su dolor; cuando ni tan siquiera es capaz de sentir ese dolor, sino tan sólo odio, un odio que se acrecienta ante la visión de la felicidad de los demás, ante el visionado de la simple cotidianeidad de la vida de los demás, porque dicha cotidianeidad se acaba convirtiendo en la muestra de que ellos no han fracasado. A partir de ahí comienzas a dudar de todo, vagas por descampados a horas en las que los perros callejeros salen en busca de su sustento, y empiezas a ver que lo único que te puede dar consuelo es la venganza.
¿Cómo un hombre llega a matar? Cuando siente que ya no hay nadie ahí; cuando ve que nadie es capaz de comprender su dolor; cuando ni tan siquiera es capaz de sentir ese dolor, sino tan sólo odio, un odio que se acrecienta ante la visión de la felicidad de los demás, ante el visionado de la simple cotidianeidad de la vida de los demás, porque dicha cotidianeidad se acaba convirtiendo en la muestra de que ellos no han fracasado. A partir de ahí comienzas a dudar de todo, vagas por descampados a horas en las que los perros callejeros salen en busca de su sustento, y empiezas a ver que lo único que te puede dar consuelo es la venganza.