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Voto de davilochi:
9
6,9
70
Drama. Romance
A principios de la Primera Guerra Mundial, Filip, director del instituto de una pequeña ciudad serbia, es llamado a Belgrado para unirse al Ejército. No tiene a nadie con quien dejar a su mujer Lea, quien enseña danza en el instituto. Ambos se conocieron mientras estudiaban en Europa Occidental. Azem, el portero del colegio, un albanés patriarcal y sin estudios, da a Filip su "besa", el juramento solemne de que cuidará a Lea para que no le pase nada. (FILMAFFINITY) [+]
23 de junio de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas no es una sorpresa para mí encontrarme con que Srdjan Karanovic es un auténtico maestro del cine y un conocedor inigualable de la psique, ya me lo había demostrado en joyas como "Petria's Wreath" o "Virdzina", incluso -por qué no- "Loving Glances". Se puede decir con toda justicia que es uno de los mejores directores de cine balcánicos de las últimas décadas, "Besa" es la confirmación de toda una fantástica carrera.
Sea como fuere "Besa" refleja un momento muy concreto de la historia balcánica, un instante cargado con un particular dramatismo, quizás podríamos decir que un punto de inflexión en muchos sentidos: el estallido de la Primera Guerra Mundial. Ivo Andric reflejó de forma irrepetible el impacto de este acontecimiento en la ciudad bosnia de Visegrad, a orilla del Drina. En cierto sentido Srdjan Karanovic bebe del gran maestro para realizar esta pequeña joya que, sin lugar a dudas, marcará a todo aquel que la vea con la intención de intentar penetrar en las mentalidades y marcos de referencia de sus protagonistas. ¿Qué artista yugoslavo o ex-yugoslavo no se ha visto profundamente marcado por la obra de Andric? En cualquier caso, detrás de los trabajos de Karanovic siempre hay un gran trabajo de documentación, de modo que se puede reconocer sin miedo a equivocarse su indudable valor histórico como reflejo de una época. En este caso toma como referencia los primeros trabajos documentales de los hermanos Manaki, los viajes cinematográficos de Botoric, las secuencias de Slavko Jovanovic y, también, las escenas de la coronación del rey Pedro I.
En este caso el film nos traslada a un pequeño pueblo del suroeste de Serbia, por la presencia de población musulmana seguramente en la región del Sandzak, en alguna de sus zonas más occidentales, donde los serbios conforman la mayoría étnica. Precisamente, lo que la película nos permite observar son las difíciles relaciones interétnicas existentes en la zona en un momento particularmente tenso como fueron los meses que van de agosto de 1914 a diciembre de 1915. Srdjan Dragojevic trató de captar ese mismo momento en su "St. George Shoots the Dragon" y, es cierto, en ambos casos observamos cuestiones y enfoques muy similares, sólo que Karanovic tiene un mayor éxito a la hora de transmitir su mensaje al espectador. La primera baza a favor de "Besa" es que está basada en hechos reales, lo cual siempre aporta cierto lustre a toda película; su segunda carta bajo la manga es la participación de Miki Manojlovic como actor principal, quien no tiene nada que envidiar a ninguno de los considerados grandes, creo que pocas veces se ha visto a un tipo tan genial y versatil ante las cámaras. En esta ocasión ataviado con las ropas tradicionales de todo pastor albanés en una tradición islámica donde se une lo albanés con lo bosniaco. Los Balcanes son un mundo de tremendos contrastes, como podemos comprobar una vez más.
Sea como fuere "Besa" refleja un momento muy concreto de la historia balcánica, un instante cargado con un particular dramatismo, quizás podríamos decir que un punto de inflexión en muchos sentidos: el estallido de la Primera Guerra Mundial. Ivo Andric reflejó de forma irrepetible el impacto de este acontecimiento en la ciudad bosnia de Visegrad, a orilla del Drina. En cierto sentido Srdjan Karanovic bebe del gran maestro para realizar esta pequeña joya que, sin lugar a dudas, marcará a todo aquel que la vea con la intención de intentar penetrar en las mentalidades y marcos de referencia de sus protagonistas. ¿Qué artista yugoslavo o ex-yugoslavo no se ha visto profundamente marcado por la obra de Andric? En cualquier caso, detrás de los trabajos de Karanovic siempre hay un gran trabajo de documentación, de modo que se puede reconocer sin miedo a equivocarse su indudable valor histórico como reflejo de una época. En este caso toma como referencia los primeros trabajos documentales de los hermanos Manaki, los viajes cinematográficos de Botoric, las secuencias de Slavko Jovanovic y, también, las escenas de la coronación del rey Pedro I.
En este caso el film nos traslada a un pequeño pueblo del suroeste de Serbia, por la presencia de población musulmana seguramente en la región del Sandzak, en alguna de sus zonas más occidentales, donde los serbios conforman la mayoría étnica. Precisamente, lo que la película nos permite observar son las difíciles relaciones interétnicas existentes en la zona en un momento particularmente tenso como fueron los meses que van de agosto de 1914 a diciembre de 1915. Srdjan Dragojevic trató de captar ese mismo momento en su "St. George Shoots the Dragon" y, es cierto, en ambos casos observamos cuestiones y enfoques muy similares, sólo que Karanovic tiene un mayor éxito a la hora de transmitir su mensaje al espectador. La primera baza a favor de "Besa" es que está basada en hechos reales, lo cual siempre aporta cierto lustre a toda película; su segunda carta bajo la manga es la participación de Miki Manojlovic como actor principal, quien no tiene nada que envidiar a ninguno de los considerados grandes, creo que pocas veces se ha visto a un tipo tan genial y versatil ante las cámaras. En esta ocasión ataviado con las ropas tradicionales de todo pastor albanés en una tradición islámica donde se une lo albanés con lo bosniaco. Los Balcanes son un mundo de tremendos contrastes, como podemos comprobar una vez más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una de las cuestiones mejor reflejadas por Karanovic es la mentalidad de asedio desatada por la guerra, dando lugar a una orgía de exaltación del sentimiento nacionalista. La guerra fue recibida con un grito unánime de alegría en todo el continente. Desde Belgrado hasta París, pasando por Berlín, Munich o Viena afloró en toda Europa la idea de que por fin se iban a poder saldar las cuentas pendientes durante tanto tiempo y que todo ello se conseguiría en un espacio breve de tiempo. Nada más lejos de la realidad: Europa se estaba embarcando en el conflicto más sangriento hasta entonces, un acontecimiento que iba a modificar para siempre los aspectos sociales, culturales, éticos, políticos y económicos de la vida en el continente.
El protagonista, Filip, es un joven maestro, director de la escuela del pequeño pueblo serbio donde está ambientada la película. Éste, al igual que muchos miembros de las élites balcánicas de la época, fue educado con toda seguridad en algún lugar del Imperio Austro-Húngaro, todo un referente cultural en la época, y allí tuvo ocasión de conocer a su bella esposa, una eslovena de Estiria llamada Lea. Llaman la atención varios cuestiones fundamentales: en primer lugar el uso habitual del alemán por parte de la protagonista con personajes clave como su marido o el teniente Jevrem (por cierto, éste es utilizado por Karanovic para representar lo mejor y lo peor de Serbia a un tiempo), ya que ésta, junto al francés era por entonces la lengua vehicular de las élites a nivel continental. En segundo lugar, algo que está reflejado de un modo magistral es el rechazo y asedio a los que la población civil someterá a Lea, la cual, por el simple hecho de haber nacido en territorio austro-húngaro (un imperio, como sabemos multiétnico) y hablar una lengua tan similar como el esloveno que, en ocasiones, contamina un poco su serbio será etiquetada como enemiga potencial. Al ser llamado Filip a filas, el único dispuesto a proteger a Lea durante su ausencia será Azem, un solemne pastor musulmán que, además, es conserje de la escuela. Evidentemente esto va a despertar más suspicacias entre la población serbia del pueblo, que ve con muy malos ojos esta situación. Para ellos Azem no es más que un albanés al que temer, alguien diferente cuyas costumbres son incapaces de comprender, de hecho vemos que no hay convivencia, sino coexistencia, serbios y musulmanes viven en mundos paralelos. No obstante, al principio la relación entre Azem, pastor musulmán y Lea, educada en los modales y costumbres burguesas, va a ser muy tensa debido al choque de mentalidades entre dos culturas tan diferentes; sin embargo, como es natural cuando hay voluntad de dialogar y entenderse, pronto surgirán puntos en común que se van a ir hilando a lo largo de la película de una manera sorprendente y natural hasta dar lugar a una tormentosa relación de amor que nunca llegará a consumarse salvo en las profundas miradas de Azem y las contradicciones de Lea.
El protagonista, Filip, es un joven maestro, director de la escuela del pequeño pueblo serbio donde está ambientada la película. Éste, al igual que muchos miembros de las élites balcánicas de la época, fue educado con toda seguridad en algún lugar del Imperio Austro-Húngaro, todo un referente cultural en la época, y allí tuvo ocasión de conocer a su bella esposa, una eslovena de Estiria llamada Lea. Llaman la atención varios cuestiones fundamentales: en primer lugar el uso habitual del alemán por parte de la protagonista con personajes clave como su marido o el teniente Jevrem (por cierto, éste es utilizado por Karanovic para representar lo mejor y lo peor de Serbia a un tiempo), ya que ésta, junto al francés era por entonces la lengua vehicular de las élites a nivel continental. En segundo lugar, algo que está reflejado de un modo magistral es el rechazo y asedio a los que la población civil someterá a Lea, la cual, por el simple hecho de haber nacido en territorio austro-húngaro (un imperio, como sabemos multiétnico) y hablar una lengua tan similar como el esloveno que, en ocasiones, contamina un poco su serbio será etiquetada como enemiga potencial. Al ser llamado Filip a filas, el único dispuesto a proteger a Lea durante su ausencia será Azem, un solemne pastor musulmán que, además, es conserje de la escuela. Evidentemente esto va a despertar más suspicacias entre la población serbia del pueblo, que ve con muy malos ojos esta situación. Para ellos Azem no es más que un albanés al que temer, alguien diferente cuyas costumbres son incapaces de comprender, de hecho vemos que no hay convivencia, sino coexistencia, serbios y musulmanes viven en mundos paralelos. No obstante, al principio la relación entre Azem, pastor musulmán y Lea, educada en los modales y costumbres burguesas, va a ser muy tensa debido al choque de mentalidades entre dos culturas tan diferentes; sin embargo, como es natural cuando hay voluntad de dialogar y entenderse, pronto surgirán puntos en común que se van a ir hilando a lo largo de la película de una manera sorprendente y natural hasta dar lugar a una tormentosa relación de amor que nunca llegará a consumarse salvo en las profundas miradas de Azem y las contradicciones de Lea.