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Voto de davilochi:
10
7,0
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Comedia
Ilija Cvorovic es llamado por la policía secreta para hacerle unas preguntas acerca de su vecino, un hombre de negocios que ha regresado desde occidente. Después de esa charla, Ilija está convencido de que su vecino representa la más grande amenaza para la seguridad nacional, y comienza su propia operación de vigilancia del inocente vecino. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía mucho tiempo que quería ver esta película por las recomendaciones de mi amigo Vozidar, quien ya me la recomendara largo tiempo atrás. Ciertamente me arrepiento de no haber encontrado un momento antes para visionar este excelente largometraje del siempre sorprendente Dusan Kovacevic, todo un maestro. En la película se analiza muchos aspectos interesantísimos que deberían ser tenidos en cuenta por todo aquel que se adentre en el estudio de fenómenos y conceptos como totalitarismo o stalinismo. Una película que debería ser de obligado visionado en todas las facultades de Filosofía y Letras, especialmente en las especialidades de Historia Contemporánea. El análisis que Kovacevic lleva a cabo en torno a los efectos de determinados regímenes totalitarios e ideologías milenaristas sobre las sociedades es verdaderamente espeluznante, a la altura de las de un gigante como Orlando Figes.
Desde el principio nos encontramos con que no va a haber nada extraño detrás de la vida del supuesto espía. La llamada de la policía secreta a Ilija, propietario de la casa donde se hospeda Petar, no sería más que una cuestión de control rutinario (el miedo de las autoridades comunistas del bloque oriental a todos aquellos migrantes o simples turistas, aunque de éstos no había muchos, que regresaban de vuelta a sus países de origen tras una estancia más o menos larga en Occidente por las ideas subversivas que podían introducir en el país). Ilija, un antiguo stalinista, muestra en sí mismo las huellas de un pasado difícil bajo el régimen titista que renegó de la URSS y los efectos de las humillaciones sufridas por su filiación política. Tras la ruptura de Tito con Stalin todos los confesos seguidores del georgiano en territorio yugoslavo fueron perseguidos, purgados y encerrados en las cárceles y campos de trabajo de alta seguridad de Goli otok y Sveti Grgur. Es posible que el propio Ilija pasara por ahí cuando habla de sus dos años en la cárcel, y su hermano, que pasó cuatro. Es evidente que ambos salieron reconvertidos en ciudadanos "válidos" para el proyecto comunista yugoslavo, pero en ellos quedaron las evidentes taras del terror a ser considerado un traidor y a ser constantemente perseguido (lo cual sería en cierto sentido una alegoría del stalinismo y, por supuesto, del titismo, muy amante de las purgas políticas).
Desde el principio nos encontramos con que no va a haber nada extraño detrás de la vida del supuesto espía. La llamada de la policía secreta a Ilija, propietario de la casa donde se hospeda Petar, no sería más que una cuestión de control rutinario (el miedo de las autoridades comunistas del bloque oriental a todos aquellos migrantes o simples turistas, aunque de éstos no había muchos, que regresaban de vuelta a sus países de origen tras una estancia más o menos larga en Occidente por las ideas subversivas que podían introducir en el país). Ilija, un antiguo stalinista, muestra en sí mismo las huellas de un pasado difícil bajo el régimen titista que renegó de la URSS y los efectos de las humillaciones sufridas por su filiación política. Tras la ruptura de Tito con Stalin todos los confesos seguidores del georgiano en territorio yugoslavo fueron perseguidos, purgados y encerrados en las cárceles y campos de trabajo de alta seguridad de Goli otok y Sveti Grgur. Es posible que el propio Ilija pasara por ahí cuando habla de sus dos años en la cárcel, y su hermano, que pasó cuatro. Es evidente que ambos salieron reconvertidos en ciudadanos "válidos" para el proyecto comunista yugoslavo, pero en ellos quedaron las evidentes taras del terror a ser considerado un traidor y a ser constantemente perseguido (lo cual sería en cierto sentido una alegoría del stalinismo y, por supuesto, del titismo, muy amante de las purgas políticas).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Lo que parece ser una comedia es en verdad un auténtico drama, como bien muestra el modo en que la mayor parte de la familia de Ilija es arrastrada a su mundo paralelo de manía persecutoria y paranoia. La actuación de Danilo "Bata" Stojkovic roza la perfección, es verdaderamente brillante y nos muestra desde los primeros compases el nerviosismo e inseguridad del protagonista, un miedo atroz ante la posibilidad de volver a pasar por las horribles experiencias que experimentara en su pasado carcelario. Esto le empuja a un delirio que acaba creando una historia paralela a la realidad que cobra su propio dinamismo y sume en una espiral de violencia y paranoia a las víctimas y a sus perseguidores (aunque uno no sabe si ver como víctimas a todos). Realmente es increible ver el modo en que Ilija y su hermano creen su propia versión de los hechos aferrados a la fe en sus creencias políticas, lo cual, como ha mostrado algún usuario en su crítica, supondría una crítica a las ideologías milenaristas sin fisuras que impiden cualquier atisbo de autonomía intelectual en el individuo. Conforme avanza la cinta la ideología se acaba convirtiendo en un monstruo que domina los pensamientos y acciones de Ilija y su hermano y que, al mismo tiempo, condiciona todas sus relaciones familiares o sociales, ambos empiezan a ver enemigos en cada rincón (incluso el pequeño coro que canta enfrente de la casa de Ilija es considerado como un nido de imperialistas provocadores).
En definitiva, un excelente film que utiliza un recurso muy propio de los eslavos para criticar la situación presente cuando esto resulta imposible de forma abierta a través del recurso a situaciones aceptables por el régimen o ideología en cuestión. Así, recurriendo a dos paranoicos stalinistas Dusan Kovacevic consigue salvar la censura y, por qué no, verter una amarga crítica contra el propio titismo, excluyente y paranoico.
En definitiva, un excelente film que utiliza un recurso muy propio de los eslavos para criticar la situación presente cuando esto resulta imposible de forma abierta a través del recurso a situaciones aceptables por el régimen o ideología en cuestión. Así, recurriendo a dos paranoicos stalinistas Dusan Kovacevic consigue salvar la censura y, por qué no, verter una amarga crítica contra el propio titismo, excluyente y paranoico.