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Voto de davilochi:
6
1940
5,0
251
Documental
Demoledor documental antisemita que alterna imágenes rodadas en la Polonia ocupada con diagramas animados y fotografía de personalidades judías del mundo de los negocios y la cultura, mostrando a los hebreos como una raza degenerada y diabólica, empeñada en dominar el mundo. Combina imágenes de archivo (foto fija, noticiarios, secuencias de películas de ficción) con tomas realizadas en la Polonia ocupada. En conjunto, se trata de un ... [+]
15 de septiembre de 2011
30 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero necesario abrir esta crítica con una explicación: la nota que he otorgado a este documental poco tiene que ver con la calidad de la cinta en lo referido a montaje, fotografía o guión, sino que se reduce a y se centra exclusivamente en el interés de lo que a todas luces es un documento histórico de valor excepcional para la comprensión de los marcos de referencia que posibilitaron lo que desde aproximadamente los años 70 se conoce como el Holocausto judío; y digo esto porque hasta ese momento fue una cuestión que o bien se eludía por motivos personales y colectivos un tanto dudosos o bien parecía carecer del más mínimo interés para las sociedades occidentales. Por otro lado, y pasando al meollo de la cuestión, cabe decir que esta obra concebida por el siempre incisivo y oportunista Goebbels desde el Ministerio de Propaganda tenía por fin preparar de forma un tanto sutil el camino para la Solución Final (ésta se implementaría con dicho nombre desde 1942, si bien llevaba tiempo en marcha con los Einsatzgruppen en la Rusia soviética y algunos programas piloto en Polonia), es decir: su objetivo era concienciar a la sociedad alemana de la necesidad de erradicar a los judíos del cuerpo de Europa. Es curioso que en varias ocasiones el narrador se vanaglorie de la desaparición de los judíos alemanes, casi completada ya por aquel entonces -aunque esta no ocurriría de modo físico hasta mayo del 43-, y que nadie en la sociedad alemana se preguntara ni en ese momento ni después qué había sido de ellos y cómo había sido solucionado el problema. Es evidente que cualquier presunción de inocencia es imposible tras ver un documental como éste que, por supuesto, no tiene por qué reflejar el sentir de toda una sociedad pero que, al fin y al cabo, demuestra que estaban sobre aviso de lo que estaba por venir y casi nadie movió un dedo en el sentido de ayudar a los judíos, sino más bien todo lo contrario.
Es obvio y natural que al espectador contemporáneo le cueste entender que un documental como éste, simple y llano en todos los sentidos -hasta rayar el ridículo en algunos momentos-, pudo llegar a surtir algún efecto entre la población. Desde luego ver un producto así y no entender es positivo, significa que de un tiempo a esta parte hemos evolucionado en nuestro modo de pensar y que, además, los marcos de referencia y cabezas de turco de toda una sociedad cambian con las coyunturas. Por desgracia es posible que con un planteamiento similar (aunque habría que retocar ciertas cosas) y cambiando a los judíos por subsaharianos o rumanos -por citar dos colectivos particularmente denostados en España- mucha gente de este país viera sus "tesis" reforzadas. La manipulación no cesa, sólo los objetos de interés del establishment en cuestión. En este sentido, documentales así, vistos con un poco de autocrítica nos pueden ayudar a comprender muchas cosas y, por supuesto, a estar en guardia frente al rechazo visceral de otros seres humanos.
Es obvio y natural que al espectador contemporáneo le cueste entender que un documental como éste, simple y llano en todos los sentidos -hasta rayar el ridículo en algunos momentos-, pudo llegar a surtir algún efecto entre la población. Desde luego ver un producto así y no entender es positivo, significa que de un tiempo a esta parte hemos evolucionado en nuestro modo de pensar y que, además, los marcos de referencia y cabezas de turco de toda una sociedad cambian con las coyunturas. Por desgracia es posible que con un planteamiento similar (aunque habría que retocar ciertas cosas) y cambiando a los judíos por subsaharianos o rumanos -por citar dos colectivos particularmente denostados en España- mucha gente de este país viera sus "tesis" reforzadas. La manipulación no cesa, sólo los objetos de interés del establishment en cuestión. En este sentido, documentales así, vistos con un poco de autocrítica nos pueden ayudar a comprender muchas cosas y, por supuesto, a estar en guardia frente al rechazo visceral de otros seres humanos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En cualquier caso, si pretendemos comprender las sensaciones que un documental así pudo provocar en la población alemana en 1940 -la película se proyectó a lo largo y ancho de Alemania- hay que llevar a cabo un ejercicio de inmersión en el contexto social, cultural y político de Alemania -casi podríamos decir Europa- en la época.
Para empezar destacaría la comparación constante que se lleva a cabo entre los usos y costumbres de la nueva Alemania y su sociedad pura y las de esos judíos hacinados en guettos. Una imagen particularmente impactante para el alemán de la época sería el contraste entre las masas nacionalsocialistas bien encuadradas y desfilando de un modo rígido y uniforme (desde el punto de vista psicoanalítico Theweleit consideraría esto la canalización de los impulsos internos del individuo, una producción de falsa libertad que, no obstante, es entendida como tal por el individuo) y ese pulular desordenado y nervioso de decenas de judíos ataviados con barbas hirsutas y vestidos con levitas negras y caftanes, similares a una plaga de cucarachas (si bien en esta ocasión Hippler y Taubert optaron por comparar a los judíos con las ratas, siempre en tropel y transmisoras de enfermedades por excelencia -pienso en la peste, por ejemplo). Siguiendo a Klaus Theweleit, el objetivo de la ideología fascista -manifestado a través de su propaganda- es conjurar todo aquello relacionado con el deseo -entendido como aquello relacionado con la lujuria, claro-, identificado éste como enfermedad contagiosa que conduce al mestizaje y a la disolución del individuo y de la raza. El documental deja claro a la perfección que los judíos son relacionados con el deseo de una vida mejor, con el derramamiento de sangre (en este caso se ve por la alusión de Hitler a la culpabilidad judía en el estallido de la guerra que él mismo desató, precisamente con el objetivo -uno de ellos- de destruir a éstos) y con el amasamiento de dinero. Aquí viene la relación entre judaísmo y bolchevismo: este último era identificado con la liberación de los impulsos y deseos del individuo, el miedo a la pérdida del autocontrol por parte de la moral de la época, y dichos impulsos y deseos eran relacionados indefectiblemente con lo judío.
En definitiva, lo que el documental pretende demostrar a los alemanes de la época mediante el juego de asociaciones y comparaciones llevado a cabo es cómo el judío se alimenta de las energías de su sociedad de acogida -sí, entonces la sociedad era considerada patrimonio exclusivo de determinadas naciones identificadas con determinados estados, algo que muchos siguen haciendo hasta el día de hoy-, buscando recomponerse a sí mismo en su proceso de disolución ("el judío errante" o eterno condenado por Jesucristo, según la leyenda) y descomponiendo a los elementos puros de dicha sociedad en el proceso.
Para empezar destacaría la comparación constante que se lleva a cabo entre los usos y costumbres de la nueva Alemania y su sociedad pura y las de esos judíos hacinados en guettos. Una imagen particularmente impactante para el alemán de la época sería el contraste entre las masas nacionalsocialistas bien encuadradas y desfilando de un modo rígido y uniforme (desde el punto de vista psicoanalítico Theweleit consideraría esto la canalización de los impulsos internos del individuo, una producción de falsa libertad que, no obstante, es entendida como tal por el individuo) y ese pulular desordenado y nervioso de decenas de judíos ataviados con barbas hirsutas y vestidos con levitas negras y caftanes, similares a una plaga de cucarachas (si bien en esta ocasión Hippler y Taubert optaron por comparar a los judíos con las ratas, siempre en tropel y transmisoras de enfermedades por excelencia -pienso en la peste, por ejemplo). Siguiendo a Klaus Theweleit, el objetivo de la ideología fascista -manifestado a través de su propaganda- es conjurar todo aquello relacionado con el deseo -entendido como aquello relacionado con la lujuria, claro-, identificado éste como enfermedad contagiosa que conduce al mestizaje y a la disolución del individuo y de la raza. El documental deja claro a la perfección que los judíos son relacionados con el deseo de una vida mejor, con el derramamiento de sangre (en este caso se ve por la alusión de Hitler a la culpabilidad judía en el estallido de la guerra que él mismo desató, precisamente con el objetivo -uno de ellos- de destruir a éstos) y con el amasamiento de dinero. Aquí viene la relación entre judaísmo y bolchevismo: este último era identificado con la liberación de los impulsos y deseos del individuo, el miedo a la pérdida del autocontrol por parte de la moral de la época, y dichos impulsos y deseos eran relacionados indefectiblemente con lo judío.
En definitiva, lo que el documental pretende demostrar a los alemanes de la época mediante el juego de asociaciones y comparaciones llevado a cabo es cómo el judío se alimenta de las energías de su sociedad de acogida -sí, entonces la sociedad era considerada patrimonio exclusivo de determinadas naciones identificadas con determinados estados, algo que muchos siguen haciendo hasta el día de hoy-, buscando recomponerse a sí mismo en su proceso de disolución ("el judío errante" o eterno condenado por Jesucristo, según la leyenda) y descomponiendo a los elementos puros de dicha sociedad en el proceso.