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Voto de davilochi:
9
7,1
293
Drama
En Sarajevo, Adis y Kerim, dos hermanos de siete y nueve años, encuentran refugio en casa de Hamsa, un poeta abandonado por su mujer y su hija. Los niños han perdido a sus padres durante la guerra, aunque buscan a su tía Aisa. Muy pronto, entre los dos niños y el poeta se establece una relación muy cordial y afectuosa que les ayuda a sobrellevar las dificultades que presenta una ciudad en ruinas. (FILMAFFINITY)
10 de marzo de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fuera de nosotros, en muchos puntos del planeta hay fuerzas que se mueven, injusticias indecibles, sufrimientos sin parangón. Llega un punto en que ninguna pesadilla puede superar a la realidad ("nada puede ser peor que lo que vemos aquí", "me he meado encima porque he soñado con algo alegre", "pues entonces llora hijo, llora"). Ésta es una película triste, nadie tiene porque engañarse, viéndola se sufre. Al mismo tiempo toca muchos temas y se extiende por una infinidad de cuestiones de interés para cualquier ser humano que se precie: relaciones matrimoniales y de familia, la bondad, la fraternidad, las dificultades en tiempos de guerra, la muerte, la vida, los intentos por huir de la realidad, etc. Este trabajo de Ademir Kenovic hace plena justicia a los padecimientos de la ciudad de Sarajevo, es un homenaje que para mí llega a la altura de una obra maestra. Su trabajo tiene un gran valor porque enfrenta la dura realidad de la guerra en el momento mismo de su final y nos la muestra sin tapujos, tal y como fue en el difícil día a día de los habitantes de Sarajevo.
Desde un punto de vista histórico se pueden extraer muchos puntos interesantes:
En primer lugar vemos el despertar de unos marcos de referencia que llevaban dormidos casi medio siglo. La niña, encerrada en el cerco de Sarajevo desde el comienzo, queriendo saber qué sentido tenía toda aquella locura pregunta a los dos co-protagonistas que huían de un pequeño pueblo de los alrededores de la capital (éstos fueron conquistados por las fuerzas serbias que pusieron cerco a la ciudad) cómo eran los "chetniks". Sin quererlo ellos dan un discurso que parece fantástico y, al mismo tiempo, niega a éstos la condición de humanos: "no tiene cabeza", dirá el pequeño de los dos hermanos. Una de las cosas más "fascinantes" (sin ánimo de ser macabro) de la Guerra de los Balcanes es ver la pervivencia de los viejos marcos de referencia de la época de la Segunda Guerra Mundial. Inmediatamente, desde el comienzo de la guerra los croatas empezaron a ser identificados como "ustachis" (concepto nacido durante la ocupación alemana cuando los croatas fascistas formaron un estado títere que colaboraba con Berlín en la represión) y los serbios como "chetniks" (concepto surgido en el contexto de las luchas contra los otomanos en el siglo XIX pero que pasaría a la Historia como modo de identificar a los guerrilleros monárquicos serbios que lucharon contra la ocupación alemana, pero que en realidad eran apoyados por los alemanes en su lucha contra la guerrilla comunista de Tito). La película trata de ser un fiel reflejo de ello. En las mentes aún están presentes los sufrimientos de la última guerra (los "chetniks" llevaron a cabo operaciones de limpieza étnica contra los musulmanes de las regiones que hoy conforman la República de Sprska) que habían sido transmitidos de forma oral (el régimen de Tito había impuesto una reconciliación del silencio).
Desde un punto de vista histórico se pueden extraer muchos puntos interesantes:
En primer lugar vemos el despertar de unos marcos de referencia que llevaban dormidos casi medio siglo. La niña, encerrada en el cerco de Sarajevo desde el comienzo, queriendo saber qué sentido tenía toda aquella locura pregunta a los dos co-protagonistas que huían de un pequeño pueblo de los alrededores de la capital (éstos fueron conquistados por las fuerzas serbias que pusieron cerco a la ciudad) cómo eran los "chetniks". Sin quererlo ellos dan un discurso que parece fantástico y, al mismo tiempo, niega a éstos la condición de humanos: "no tiene cabeza", dirá el pequeño de los dos hermanos. Una de las cosas más "fascinantes" (sin ánimo de ser macabro) de la Guerra de los Balcanes es ver la pervivencia de los viejos marcos de referencia de la época de la Segunda Guerra Mundial. Inmediatamente, desde el comienzo de la guerra los croatas empezaron a ser identificados como "ustachis" (concepto nacido durante la ocupación alemana cuando los croatas fascistas formaron un estado títere que colaboraba con Berlín en la represión) y los serbios como "chetniks" (concepto surgido en el contexto de las luchas contra los otomanos en el siglo XIX pero que pasaría a la Historia como modo de identificar a los guerrilleros monárquicos serbios que lucharon contra la ocupación alemana, pero que en realidad eran apoyados por los alemanes en su lucha contra la guerrilla comunista de Tito). La película trata de ser un fiel reflejo de ello. En las mentes aún están presentes los sufrimientos de la última guerra (los "chetniks" llevaron a cabo operaciones de limpieza étnica contra los musulmanes de las regiones que hoy conforman la República de Sprska) que habían sido transmitidos de forma oral (el régimen de Tito había impuesto una reconciliación del silencio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No es menos interesante el modo en que la población civil lucha por sobrevivir y por mantener la esperanza en tiempos tan difíciles: la lucha diaria por el agua, por conseguir algo de comida pero, sin embargo, el hecho de que algunos le den prioridad al tabaco por encima de la comida (como en el caso del protagonista) es una muestra de las ganas de vivir y del intento por mostrar despreocupación ante las difíciles condiciones impuestas por la guerra. Los habitantes de la ciudad se aferran a pequeñas cosas para conservar viva la posibilidad del mañana: la comunidad en la que vive el poeta trata de mantener en pie un pequeño abedul contra el deseo de parte de los vecinos que prefieren hacer de él leña para calentarse, el viejo que cuida de sus palomas como un último intento por conservar sus vínculos con la realidad (a pesar del hambre) o los mismos niños al hacerse cargo del perro herido por un francotirador (la escena que sucede a ésta es sobrecogedora, cuando el pequeño pregunta al poeta si el francotirador estará contento ahora que ha disparado al perro. De hecho es interesante ver que el viejo aboga por sacrificar al perro, para ahorrarle sufrimiento. Es una metáfora de que sería mejor estar muerto que vivir para tener que ver esa caída en desgracia del género humano).
En esta película el perro juega un papel similar al que Kusturica explotó en "Underground", durante el bombardeo alemán a Belgrado y los efectos de éste sobre los animales del zoo. De un modo muy efectista mueve a la compasión, porque a veces uno siente más compasión por los animales que por sus congéneres, ya que éstos son víctimas inocentes y colaterales del sadismo y la violencia desplegada por los hombres. Yo sufrí mucho viendo al perro corriendo a través de la ciudad tras los muchachos que lo habían cuidado hacia un destino inevitable: la muerte. La violencia describe un círculo perfecto, es el "eterno retorno", la circularidad del tiempo de la que hablaran los presocráticos griegos... siempre se vuelve al mismo punto: cada acción violenta genera una respuesta de igual o mayor intensidad, dando lugar así a un círculo que se cierra una y otra vez, sin cesar (buena prueba de ello es la reacción del niño sordomundo, desprovisto de toda compasión ante la certeza de haberlo perdido todo).
En esta película el perro juega un papel similar al que Kusturica explotó en "Underground", durante el bombardeo alemán a Belgrado y los efectos de éste sobre los animales del zoo. De un modo muy efectista mueve a la compasión, porque a veces uno siente más compasión por los animales que por sus congéneres, ya que éstos son víctimas inocentes y colaterales del sadismo y la violencia desplegada por los hombres. Yo sufrí mucho viendo al perro corriendo a través de la ciudad tras los muchachos que lo habían cuidado hacia un destino inevitable: la muerte. La violencia describe un círculo perfecto, es el "eterno retorno", la circularidad del tiempo de la que hablaran los presocráticos griegos... siempre se vuelve al mismo punto: cada acción violenta genera una respuesta de igual o mayor intensidad, dando lugar así a un círculo que se cierra una y otra vez, sin cesar (buena prueba de ello es la reacción del niño sordomundo, desprovisto de toda compasión ante la certeza de haberlo perdido todo).