Ambientada y rodada en Brasil, en donde tuvo lugar entre mediados de siglo XIX y el primer tercio del pasado la actividad bandoleril de los 'cangaceiros', esta coproducción hispano-italiana tiene el estilo de los 'spaguetti western' y una temática muy parecida.

Muy setentera y con guiños hacia fenómenos culturales contemporáneos, como el movimiento 'hippie, y con una intencionalidad política algo burda y esquemática, la peli es, no obstante, bastante curiosa siquiera sea por diferente.

Con una puesta en escena y una planificación algo agresivas y en la que no se escatima cierta violencia, tiene algunas secuencias destacables como, sobre todo, la del festejo de alta sociedad al que acuden los pintorescos bandidos, aunque a la definición del protagonista y a todo el guión de lo que pretende ser una especie de fábula política le falte algo de profundidad.

Para el recuerdo también la participación de Leo Anchoriz, de Eduardo Fajardo (que una vez más, como en tantos spaguettis, incorpora a un cínico villano al dar vida al gobernador) y, sobre todo, de Jesús Guzmán, el entrañable cartero de "Crónicas de un Pueblo" que haría también en los años 70 aquel anuncio de legumbres "El Hostal" (¿les suena?), encarnando al ermitaño que acoge al protagonista (Tomás Milián) siendo casi un niño.

Cuando escribo estas líneas no hace ni seis meses que a mediados de octubre se nos fue Jesús, con nada menos que 97 años. Era el decano de los actores españoles en activo.

Los años 60 ya habían abordado el tema de los 'cangaceiros' en el cine de Glauber Rocha, característico autor del llamado 'cinema novo' brasileño en dos filmes de reconocida calidad aunque algo pesadotes si uno no se acerca a ellos con cierta predisposición 'gafapasta', la verdad: "Dios y el diablo en la tierra del sol" (1964) y "Antonio das Mortes (1969).

Y no deja de ser revelador que las coproducciones italoespañolas para hacer cine de consumo se apuntaran a la moda.