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Voto de Sirah Wiedemann:
8
Romance. Comedia Continúa el ciclo de Antoine Doinel tras "Los cuatrocientos golpes" y "L'amour à vingt ans". El protagonista (Jean-Pierre Léaud), tras ser expulsado del ejército por insubordinación, visita a su antigua novia, Christine (Claude Jade) cuyo padre le encuentra a Antoine un trabajo temporal como vigilante nocturno de un hotel. Sin embargo, por culpa de un detective privado, pierde el empleo el primer día. Para compensarlo, el detective le ... [+]
23 de septiembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así es Antoine Doinel, a quien nos encontramos al inicio de la cinta en un lío por culpa de escaquearse del Ejército, pero atolondradro como es él no ve la menor gravedad en el asunto. Tras ello se verá obligado a buscarse la vida de cualquier modo, y quiere la fortuna que el padre de una amiga especial lo recomiende para un empleo vacante. De este modo comienza la tercera cinta que gira en torno a la persona de Antoine, al cual dejamos en plena adolescencia en "Antoine et Colette" para encontrarlo ahora convertido en un hombre hecho pero no tan derecho.

No sé porque me gusta tanto este personaje, pero le guardo especial cariño. Será su modo de tomarse la vida, sus ocurrencias que a veces le cuestan caro o su carisma en particular, pero a mí me tiene enamorada. Da igual lo que le ocurra, él nunca pierde el brillo en la mirada. Ese modo de entender la vida creo que lo convierte en especial. No son pocas las peripecias que le suceden a lo largo de la película, que gira en torno a temas tan vitales como la soledad, el amor, las dudas y la elección. No es baladí decir que a menudo una decisión puede cambiar el rumbo de los acontecimientos en la vida de una persona, por eso a veces es tan difícil tomar el impulso necesario y atreverse a elegir. Tener dudas, es por tanto, lo más normal. Y cuándo se habla de sentimientos, ese estado se magnifica por mil. Entonces vendrán canciones, pasiones, deleites, y se irán, confundirán nuestros pensamientos y nos impedirán pensar con lucidez. Y puede que nos demos cuenta que lo mejor es fluir, dejarnos guiar por lo que sentimos. Ser honestos, sin más, como Antoine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sirah Wiedemann
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