Después de una larga temporada (por motivos obvios), ayer día 26 de agosto, animado por el estreno de lo que se suponía que iba a ser la salvación de la industria de Hollywood en este funesto año, me aventuré junto a un amigo a ir al cine.

Las sensaciones iniciales fueron positivas. Calurosa tarde estival de agosto, poca gente haciendo cola ,se presumía que la sala iba a estar a nuestra entera disposición.... hasta que me di cuenta al entrar que éramos prácticamente los únicos gilipollas que compran las entradas en taquilla y lo que hace ahora el españolito medio es comprarlas por el móvil. Dicho esto, para que sirva de informe a las autoridades sanitarias, parecía que se respetaban los aforos y por supuesto se guardaban las distancias entre los espectadores.

Sin ánimo de destripar a nadie la trama, he de decir que la película me ha supuesto una gran decepción. Una historia muy compleja ,verdaderamente difícil de digerir, donde el ritmo brilla por su ausencia, una argumentación inconexa, juegos espacio-temporales inverosímiles, los actores no resultan nada convincentes (salvo Kenneth Branagh).Solo destacar la pericia técnica de la dirección, que en cierto modo compensa lo paupérrima que resulta la argumentación.

En definitiva, quien se espere, como lo hacía un servidor, una película del genero clásico de espías, que se vaya olvidando. Llévense buenas dosis de imaginación y credulidad porque la van a necesitar.