El veterano animador de stop-motion Vladislav Starevich contaba 75 años de edad cuando se estrenó en 1958 el que a la postre sería su último trabajo, sin contar el proyecto que dejó a medias unos años después.
El cortometraje que nos concierne sería el único a color en la dilatada obra de este autor que, sin embargo y en mi humilde opinión, nos dejó sus realizaciones más memorables -con permiso de 'Fétiche'- tiempo atrás, en blanco y negro y sin sonido, cuando trabajaba en la Rusia del último zar.

Puntuación: 6
Motivo: Las obras maestras de Starevich lastran -bendito lastre- 'Carrousel boréal' debido a las inevitables comparaciones, que hacen que exija más a los títulos del animador polaco-ruso.