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España España · Zaragoza
Voto de cassavetes:
6
Comedia Narra la historia real de la producción de la película 'The Room', que ha sido considerada como “una de las peores películas de la historia". Dirigida en 2003 por Tommy Wiseau, 'The Room' se ha estado proyectando en salas -completamente llenas- por toda Norteamérica desde hace más de una década. 'The Disaster Artist' es una comedia sobre dos inadaptados en busca de un sueño. Cuando el mundo los rechaza, deciden hacer su propia película, ... [+]
14 de enero de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
The disaster artist es Tommy Wiseau, un aspirante (y tanto) a actor que decide poner en marcha lo que muchos anhelan pero pocos consiguen: dirigir una película. En Los Ángeles, en la cuna del cine moderno. Lo que pasa es que Tommy Wiseau es un director (¡persona!) de aspecto extraño, peculiar, friki, extravagante. Enigmático, y por ende atrayente. ¿También borderline? Lo dicho, alguien a quien si te presentan te quedas mirado durante unos segnudos antes de reaccionar y soltar palabra.

Sin tener experiencia alguna, sin poseer el más minímo conocimeutno tyécino ni de la industria, en resumidas cuentas, la película se realizó. Tommy Wiseau la tituló The room y se pudo estrenar Y fracasó. Ahora bien, hoy en día The room pasa por ser una de las películas de culto por autonomasia de los útlimos tiempos en USA, y su director, jaleado por los amantes más combativos del cutre-film. Que ríete de Jess Franco.

Aquí quien se ríe es James Franco.

James Franco, el actor que ha intentado por todos los medios salirse de la imagen de niño guapo con la que Hollywood le ha querido etiquetar desde el primer momento, dirige la que no es precisamente ya su primera película como realizador. Y en su empeño por demostrar que es más que una cara bonita, James Franco ha jugado ahora con la historia de este otro director norteamericanmo, ya decimos, de culto, que es Tommy Wiseau. Una especia de antítesis de Franco, por cierto. Cuando menos, físicamente. Y en ese empeño Franco ha protagonizado también la cinta, en una caracterización de Wiseau a mitad de camino entre paródica y homenajeadora. No podría haber elegido el bueno de Jimmy, si su intención era romper con aquella imagen, mejor camino para ello.

Y James Franco se ríe: de Hollywood, de la manera de hacer cine imperante, del proceso con el que un actor o director se encuentra si quiere hacer cine al margen de los cauces oficiales. Un ejemplo: JJ Abrams bien podría ser el productor que en The disaster artist casi ridiculiza James Franco en determinada escena de la misma, un productor que habla para mal de la nueva entrega de Strar Wars (insoportable, viene a decir). Un JJ Abrams que sí es elegido por Franco, junto a otros nombres reconocidos del cine de hoy, para introducir a modo testimonio la leyenda y las consecuencias de una película del cariz que ha adquirido con los años The room.

Y hablar de The disaster artist es más fácil que si tuviera que hacer crítica de The room. Porque The room, considerada como una de las peores películas de la historia del cine, es imposible de argumentar. O sea, que por fortuna hablamos de The disaster artist, aunque hablar de ella, en el fondo y por mucho que nos neguemos, es hablar impepinablemente de The room.

Cine dentro del cine, James Franco ha dirigido The disaster artist, menos delirante que The room, para tratar de explicar cómo diantres puede llevarse a cabo una película (The room) mala de solemnnidad y cómo esa misma despierta carcajadas (involuntarias) y pasiones en pases nocturnos (¿involuntarias?) desde su estreno en 2003.

En ese sentido resulta de lo más curioso y relevante el visionado de The disaster artist, la cual, dicho sea de paso, entretiene. Y lo dicho, informa. Un making off hecho largometraje que homenajea a los artistas que se quedan al margen del camino desde la primera desviación, porque un desvío es el que toma quien dirige como lo hace Tommy Wiseau. ¿Ed Wood de los 2000? No hablamos de marcianadas ni de travestismos, pero gracias a James Franco podemos tener más claro por qué Tommy Wiseau se ha labrado el hueco que con letras gruesas ha inscrito en la historia bizarra del cine. Ahora bien, el truco puede residir en el misterio nunca resuelto del origen de los seis millones de dólares con los que Wiseau pudo acabar tamaña empresa.
cassavetes
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