Tiene su mérito, ciertamente, que una historia protagonizada por algo que no puedo decir porque puede ser tachado de spoiler me capte la atención de esa manera. Vale, están las canciones de los Carpenters, que ayudan a hilar la cosa, pero lo del spoiler tiene su mérito y cómo. Y la cosa es: la historia de la cantante americana Karen Carpenter, amén de su música, sus historias personales, sus problemas de salud. Todo ello contado en clave de docudrama pero por un spoiler que no puedo ni debo decir. Y ahí estriba el interés. No sólo conocer lo que fue la dramática vida de Karen Carpenter, sino el spoiler. Me interesa su vida y lo que me cuentan de ella de tal forma que me olvido muy pronto de que la cosa está contada con ese spoiler.

Está bien que gente con inquietudes te recomiende estas cosas. Yo hago lo mismo y la recomiendo. Y es que en ver películas cortas como éstas reside el interés de descubrir, como lo fue el de los que en 1989 vieron en los créditos que el director era Todd Haynes, un director nada ortodoxo en sus maneras de contar, iconoclasta y libre en sus manifestaciones artísticas. Y dicho esto último en su amplio sentido de la expresión: si tiene los bemoles de hacer esta película con ese spoiler del que hablo para que a mí se me olvide que está hecho a propósito de esa manera y con... "eso", es que es un culo inquieto y al margen de establishment y reglas al uso.