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España España · Zaragoza
Voto de cassavetes:
5
Musical Cuando una banda de swing que está de gira llega a su pequeño pueblo, Connie Ward se enamora del trompetista Bill Abbot y decide casarse con él, ya que la banda se va tan rápido como llegó. Muy poco preparada para su nuevo estilo de vida, Connie lucha por adaptarse a los constantes viajes de un pueblo a otro, y también a la mezquindad de las esposas de los otros músicos. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo el título en castellano de Orchestra Wives. Porque en la película mal llamada Viudas del jazz no hay ninguna viuda. Lo que la película quiere contar son las relaciones e historias consecuentes de las mujeres, novias, queridas o amantes de los miembros de una orquesta de jazz, por cierto que si en la película se llama orquesta de Gene Morrison, en realidad se trata de la orquesta de Glenn Miller, los cuales todos ellos participan en la película. Glenn Miller, jazz y aunque no sea más que soft jazz lo que el director afamado de big band mandaba tocara sus chicos.

Dejamos aparte el dichoso y engañoso título. La película cuenta los avatares de las rubias y morenas chicas de la orquesta no tan ficticia, por ser tal real. Trucamos de nombres y de Miller pasa a ser Morrison. El director, Archie L. Mayo, autor de tantas y variadas películas de estilos más variados aún. Eficaz, como siempre, vale para un siete, un descosido y para lo que le echen. La película en sí, no llega a ser ramplona, sino correcta. Historia inocua, ingenua y blanca. Orquesta de blancos para un jazz soft. Las chicas de la orquesta, muy monas. En la orquesta toca el piano un César Romero galán de la época en B/N. En cuestiones interpretativas, poco más que decir, menos comentar. Flojita la cosa. La historia se ve, incluso se deja ver, que ya es mucho para una trama tan sosica. No da para más.

Argumentalmente no pasa de los tejemanejes de novias, músicos, esposas, vodevilescos e interesados embrollos sentimentales y demás convivencias que el on the road de una orquesta provoca en esas relaciones conyugales. El guionista no se rompió mucho la cabeza.

Los temas musicales son clásicos de Miller en la piel de Morrison. Dicho sea de paso, Miller lo hacía mejor dirigiendo (orquestas) que actuando (en películas). Tiene un par de frases, quizá tres. Miller a tus zapatos. Los temas. Chatanooga choo choo, Serenade in blue, At last. Estilo tan trivial como el de bastantes de las composiciones de Miller. Tex Beneke, a veces, como cuando Miller le daba solos de sus arreglos. Es el saxo y voz de la banda. Hay algún tema cantado con gracia de la época (algo cursi pero efectiva) por parte de los Mordenaires. De aledaño al jazz, los Nicholas Brothers, un par de bailarines negros que no lo hacían nada mal, tiene un air dancing bastante majo.

Así pues, el jazz también tiene cabida en películas menores, incluso casi olvidables. El interés, Miller, rubias y poco más. Poquico más.
cassavetes
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