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Voto de Francisco Negrete:
6
Drama. Bélico Durante la revolución mexicana, un grupo de valientes campesinos, conocidos como los "Leones de San Pablo" se unen al ejército de Pancho Villa. Después de algunas batallas, con más derrotas que victorias, el grupo original es reducido, y una serie de problemas les lleva a replantearse su posición. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2010
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de 1935, relata la historia de un grupo de hombres que se alían al bando de José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido bajo el seudónimo de Pancho Villa, para hacer la revolución, famoso conflicto armado de la primera mitad del siglo XX en México.

Pancho Villa, en esta película, no cuadra con aquel jefe revolucionario que tanto nos han querido enseñar en las escuelas y colegios mexicanos. Este Villa tiene el tesón de dictador, lo que, creo, se acerca más a la realidad. Un hombre que le exigía mucho a sus tropas pero cuando alguno de sus soldados convalece mínimamente, él, sin mayor aplomo, se los quitaba de encima (como el terrible episodio donde algunos de sus soldados, un par de ellos realmente importantes en su campaña militar, caen atacados por la viruela, y Villa, sin trastabillar, los mandó matar para que no contagiaran al resto). Aunque no se puede negar la importancia clave de Villa en la revolución.

El grupo de hombres que se unen a Villa, y que son los protagonistas de este film, son conocidos en su pueblo como “Los Leones de San Pablo”, cuatro personajes que representan al pueblo llano mexicano. Son ellos con quienes nos tenemos que identificar la mayoría de nosotros porque, en el fondo, México y los mexicanos no han cambiado nada. Seguimos siendo demasiado soñadores, pasionales, hipócritas, bienquedas, burlones, parranderos, machistas, desmadrosos, hambrientos, harapientos, buscapleitos, resentidos sociales, perezosos, melodramáticos, astutos y llorones. México sigue siendo ese país que apuesta a lo grande pero pierde como siempre. México sigue siendo ese país de contrastes, en el que a unos les va excesivamente bien y a otros, la gran mayoría, les va desmedidamente mal.

Me gustaría decir que esta es una buena película, pero se tropieza las suficientes veces como para no considerarla como tal. Sin embargo, eso sí, habría que rescatarla del olvido y restaurarla porque (al menos la copia que yo vi proyectada en la Filmoteca de Madrid) está muy maltratada y es un documento histórico que abría que preservar.

En el FilmAffinity le he puesto 6 de calificación pero sólo porque sale Silvestre Revueltas (mi compositor favorito) haciendo un original cameo donde interpreta “La Cucaracha” en el piano de una cantina. En esa escena los ánimos se van calentado y algún borracho empieza a disparar, es en ese momento cuando Silvestre despliega un cartel donde pone escrito: “Se suplica no tirarle al pianista”. Monumental.
Pero si no fuera por eso le hubiera puesto un 5, o inclusive un 4 si me hubiera agarrado de mal humor. Es que la película divaga demasiado a nivel cinematográfico y literario (guión), además el trabajo de iluminación y fotografía no es muy limpio y algunas escenas se pierden en las tinieblas.

¡Viva la revolución!
Francisco Negrete
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