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Voto de KaoruTakarai88:
8
6,4
4.725
Drama. Acción
Kenshin Himura (Takeru Sato) es un famoso samurái conocido por su destreza con la katana y su frialdad a la hora de matar. En el pasado estuvo al servicio de los Ishin Shishi, un grupo de patriotas que luchaban para devolver el poder al Emperador, librando cientos de batallas y cobrándose muchas vidas. Pero tras terminar todos los enfrentamientos, jura no volver a matar y decide pasar al anonimato para dedicarse a viajar por el país ... [+]
4 de enero de 2013
32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rurouni Kenshin se encuentra en el altar de las historias que me han cambiado y emocionado hasta el punto de ser capaz de devorarlas una y otra vez y seguir enamorándome, y creo que soy difícil como público cuando se trata de algo que realmente me gusta, así que esta película debe de estar bastante bien hecha cuando me ha gustado tanto.
Para empezar, la historia es diferente a la del manga original. A fin de introducir en un par de horas el primer arco del manga, necesitaban condensar los acontecimientos y reducirlos de manera que solamente hubiera uno o dos villanos grandes. Ha sido el propio Nobuhiro Watsuki el encargado de mover los hilos y hacer todo encajar, y en este sentido creo que se ha hecho un gran trabajo para que todo quedara en su lugar sin mancillar la historia original. En fin, que tenemos a Jine Udo trabajando a las órdenes de Kanryu Takeda y a Hajime Saito metido en el asunto desde el principio; sin descuidar la forma en que Kaoru y Kenshin se conocían en el manga y sin olvidarnos de los siempre queridos y entrañables personajes principales.
La historia no sólo está bien llevada argumentalmente, sino que además ha habido un interesantísimo trabajo de adaptación al cine de carne y hueso, y se ha sabido hacer que cada pequeño detalle resultara realista: desde la cicatriz de Kenshin, pasando por la ambientación, hasta las interacciones entre los personajes. Incluso las batallas, que se han mantenido un poco exageradas para no alejarse demasiado del manga, están medidas y modificadas de forma que no resulten excesivamente fantasiosas.
Los personajes están bastante bien caracterizados y las interpretaciones son buenas. De Kenshin se dejan ver varias caras, y Takeru Sato es AMOR; para mí ha sido una elección acertadísima. Emi Takei también me gusta como Kaoru; es cierto que el guión no permite que la fortaleza y valentía de Kaoru se vean en todo su esplendor, pero la actriz lo hace bien. Sanosuke (Munetaka Aoki) tiene momentos tan Sanosuke que yo lo amo y ya está, pese a que me habría gustado verle interactuar con Megumi (Yu Aoi), quien, por cierto, es guapísima y traduce a la perfección las distintas facetas del personaje. Repito que me han gustado mucho Teruyuki Kagawa como Kanryu, y Koji Kikkawa como Jine. Taketo Tanaka es el Yahiko perfecto, al menos aparentemente.
Para empezar, la historia es diferente a la del manga original. A fin de introducir en un par de horas el primer arco del manga, necesitaban condensar los acontecimientos y reducirlos de manera que solamente hubiera uno o dos villanos grandes. Ha sido el propio Nobuhiro Watsuki el encargado de mover los hilos y hacer todo encajar, y en este sentido creo que se ha hecho un gran trabajo para que todo quedara en su lugar sin mancillar la historia original. En fin, que tenemos a Jine Udo trabajando a las órdenes de Kanryu Takeda y a Hajime Saito metido en el asunto desde el principio; sin descuidar la forma en que Kaoru y Kenshin se conocían en el manga y sin olvidarnos de los siempre queridos y entrañables personajes principales.
La historia no sólo está bien llevada argumentalmente, sino que además ha habido un interesantísimo trabajo de adaptación al cine de carne y hueso, y se ha sabido hacer que cada pequeño detalle resultara realista: desde la cicatriz de Kenshin, pasando por la ambientación, hasta las interacciones entre los personajes. Incluso las batallas, que se han mantenido un poco exageradas para no alejarse demasiado del manga, están medidas y modificadas de forma que no resulten excesivamente fantasiosas.
Los personajes están bastante bien caracterizados y las interpretaciones son buenas. De Kenshin se dejan ver varias caras, y Takeru Sato es AMOR; para mí ha sido una elección acertadísima. Emi Takei también me gusta como Kaoru; es cierto que el guión no permite que la fortaleza y valentía de Kaoru se vean en todo su esplendor, pero la actriz lo hace bien. Sanosuke (Munetaka Aoki) tiene momentos tan Sanosuke que yo lo amo y ya está, pese a que me habría gustado verle interactuar con Megumi (Yu Aoi), quien, por cierto, es guapísima y traduce a la perfección las distintas facetas del personaje. Repito que me han gustado mucho Teruyuki Kagawa como Kanryu, y Koji Kikkawa como Jine. Taketo Tanaka es el Yahiko perfecto, al menos aparentemente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los distintos escenarios son francamente impresionantes, con mención especial al Akabeko y al dojo Kamiya. La cantidad de escenas que nos recuerdan al manga y al anime es espectacular, y ésta es una de las razones por las que me ha convencido tanto: aparecen Tae, Tsubame, el comisario, el médico, ¡Kogoro Katsura (ese hombre era Kogoro Katsura y esto es así)!, incluso Tomoe... No esperaba que incluyeran nada del pasado de Kenshin, pero lo hacen y nos insinúan lo ocurrido, y podemos ver los pétalos de cerezo cayendo sobre el cadáver de un joven samurai que no quería morir. Para mí son estas pequeñas cosas las que hacen que una película que podía estar bien, sea fantástica. Alguien que no sepa nada de Rurouni Kenshin no lo notará, pero los fans agradecemos estos guiños. Otro que quiero destacar alude a Aoshi, o eso quiero pensar, ya que Kenshin y el amago de Hannya del que hablaré en un momento pelean en una biblioteca que hace evocar aquella otra, en la guarida de Shishio, donde Kenshin se enfrentó al líder del Oniwaban. Y es que no, Aoshi no aparece en esta película, pero nadie se olvida de él.
Hay tantos diálogos y frases sacados del manga, que alguien que ame la historia no puede evitar emocionarse. La filosofía de Kenshin está presente todo el tiempo, asomando tímidamente tras la encantadora sonrisa de Takeru Sato. Incluso aparece esa escena tan mítica de Ken regresando al dojo que el propio Watsuki reconoció haber copiado del anime.
Jine Udo resulta un villano muy interesante, si bien no se acaba de explicar de dónde viene su obsesión con Kenshin ni en qué consiste su técnica; vamos, que el Shin no Ippo casi queda como un truco de magia más que como una técnica hipnótica, pero tampoco importa demasiado. Kanryu se ve todo lo ridículo que debe verse,, y además me ha parecido muy bien interpretado.
En cuanto a los puntos negativos, sí, los hay, y unos duelen más que otros. Personalmente, me ha dolido el Oniwabanshu. No se dice en ningún momento que esos dos esbirros de Kanryu sean ellos, por lo que creo que no pretenden colárnoslos como Shikijo y Hannya, sino más bien valerse de su caracterización para integrar en la historia dos enemigos más, pero duele. Adoro al Oniwaban y especialmente a Hannya. Es un personaje con una historia devastadora y un aspecto inconfundible. En la película han metido a un gótico que parece más salido de Gantz que de la era Meiji. Sé que no es Hannya ni nos lo quieren colar como tal, pero me da pena que se haya utilizado la imagen del personaje de esta manera.
Más peros son la pelea entre Saito y Kenshin, y el escaso papel de Yahiko. Respecto a lo segundo, no había tiempo para todo, pero me habría gustado verlo entrenar; al menos su carácter se intuye bastante y el niño es encantador. Y, sobre la batalla entre Saito y Kenshin, simplemente desaparece. Que sí, pelean, pero Kenshin apenas se defiende y desde luego no revive ese odio ancestral por el capitán de la tercera división del Shinsengumi. Querían reservarse el duelo interno de Kenshin para la pelea con Jine, pero también querían incluir a Saito, así que lo más lógico era esto, pero de todas maneras es una parte sustancial del manga que se han saltado. Por cierto, que Saito es diestro todo el tiempo hasta que utiliza el Gatotsu y lo ejecuta con la mano izquierda.
En fin, que a mí me han dejado satisfecha pese al gran pero que es Hannya. Y es que la película es buena, es muy buena, y para mí ese personaje es lo que más la fastidia. Como todo lo demás resulta fantástico y me llena el corazón, obviaré ese detalle y cruzaré los dedos por que la secuela que ya está en las mentes de los creativos sea, como mínimo, igual de buena.
Hay tantos diálogos y frases sacados del manga, que alguien que ame la historia no puede evitar emocionarse. La filosofía de Kenshin está presente todo el tiempo, asomando tímidamente tras la encantadora sonrisa de Takeru Sato. Incluso aparece esa escena tan mítica de Ken regresando al dojo que el propio Watsuki reconoció haber copiado del anime.
Jine Udo resulta un villano muy interesante, si bien no se acaba de explicar de dónde viene su obsesión con Kenshin ni en qué consiste su técnica; vamos, que el Shin no Ippo casi queda como un truco de magia más que como una técnica hipnótica, pero tampoco importa demasiado. Kanryu se ve todo lo ridículo que debe verse,, y además me ha parecido muy bien interpretado.
En cuanto a los puntos negativos, sí, los hay, y unos duelen más que otros. Personalmente, me ha dolido el Oniwabanshu. No se dice en ningún momento que esos dos esbirros de Kanryu sean ellos, por lo que creo que no pretenden colárnoslos como Shikijo y Hannya, sino más bien valerse de su caracterización para integrar en la historia dos enemigos más, pero duele. Adoro al Oniwaban y especialmente a Hannya. Es un personaje con una historia devastadora y un aspecto inconfundible. En la película han metido a un gótico que parece más salido de Gantz que de la era Meiji. Sé que no es Hannya ni nos lo quieren colar como tal, pero me da pena que se haya utilizado la imagen del personaje de esta manera.
Más peros son la pelea entre Saito y Kenshin, y el escaso papel de Yahiko. Respecto a lo segundo, no había tiempo para todo, pero me habría gustado verlo entrenar; al menos su carácter se intuye bastante y el niño es encantador. Y, sobre la batalla entre Saito y Kenshin, simplemente desaparece. Que sí, pelean, pero Kenshin apenas se defiende y desde luego no revive ese odio ancestral por el capitán de la tercera división del Shinsengumi. Querían reservarse el duelo interno de Kenshin para la pelea con Jine, pero también querían incluir a Saito, así que lo más lógico era esto, pero de todas maneras es una parte sustancial del manga que se han saltado. Por cierto, que Saito es diestro todo el tiempo hasta que utiliza el Gatotsu y lo ejecuta con la mano izquierda.
En fin, que a mí me han dejado satisfecha pese al gran pero que es Hannya. Y es que la película es buena, es muy buena, y para mí ese personaje es lo que más la fastidia. Como todo lo demás resulta fantástico y me llena el corazón, obviaré ese detalle y cruzaré los dedos por que la secuela que ya está en las mentes de los creativos sea, como mínimo, igual de buena.