Teniendo la droga como eje central se desenvuelve este film de Nicholas Jarecki que cuenta tres historias paralelas, una es la operación policial encubierta de una importante transacción de drogas que involucrará a varios traficantes, la segunda es la búsqueda de una madre ex-drogadicta de los asesinos de su hijo que supuestamente murió por una sobredosis y la tercera es como un médico se debate entre decir la verdad u ocultarla en lo que respecta a la inminente salida de un fármaco que puede ser peligroso para la salud de quienes lo lleguen a consumir. Así durante dos horas van transcurriendo las historias hasta desembocar en un final en algunos aspectos discutible. Dentro de las actuaciones por supuesto se destaca brillantemente Gary Oldman quien compone al profesor que puede perderlo todo pero que aun a costa de ello quiere hacer lo correcto, Armie Hammer como el policía que no solo debe combatir con narcotraficantes sino también con sus demonios personales y Evangeline Lilly como la madre que no descansará hasta encontrar a los culpables de la muerte de su hijo. En síntesis el film, a pesar de algunas fallas en el guión, puede verse sin problemas.